Debates internos y con sus actores al borde del colapso, el regreso de las carreras podría ser apenas la solución inicial a un problema de base

Días duros los que viene atravesando el turf argentino. Al determinante hecho de haber superado ya largamente los 3 meses de inactividad, se suman ahora las peleas “internas” entre hipódromos y representantes, teóricamente, aquellos que son responsables en los papeles de sacar la hípica adelante. Pero el calvario no termina allí, también dolió mucho ser noticia la última semana en los canales por la situación que se vivía en el Hipódromo Argentino de Palermo con el personal de caballerizas, y ni que hablar de la anarquía reinante en el Hipódromo de La Plata, donde la política manda ante una actualidad que tiene a muchos de los integrantes de la familia burrera sureña en estado terminal.

La Gremial de Profesionales y la Asociación de Propietarios la emprendieron contra el Hipódromo de San Isidro por el manejo del dinero proveniente del Fondo de Reparación. Hace tiempo que hay desconfianza en el trato de ese dinero público por parte del Jockey Club, pero parece que recién ahora dos de las entidades más importantes y con mayor dependencia de esos billetes se acordaron de pedir rendición de cuentas.

San Isidro hizo su descargo, exhibió “sus” números y entró en algunas contradicciones. Hay cuestiones claras: la parte proveniente del 9 por ciento de las apuestas debió ser liquidad en tiempo y forma, vía transferencias bancarias; no pudo hacerse porque con la cuarentena se cerraron las persianas de la tesorería por varios meses. Distinto es el tema de lo que tiene que enviar Lotería que, al igual que en el gobierno anterior, la entidad incumple burdamente una ley habiéndose gastado (lo sabemos todos) un dinero que tenía otro destino. 

San Isidro rompió relaciones con la Gremial, con la que había “trabajado” en conjunto para lograr el regreso de las carreras. No hizo lo mismo con Propietarios, cuya carta de pedido de explicaciones fue lamentable, poco más que diciendo que no era la intención enviarla pero los socios mandan. Política, que le dicen.

Hace un mes no se sabe nada de cómo seguirá la historia. Después de que cada uno se llevara lo que fue a buscar de la reunión con la provincia, no se habló más de juego online, por ejemplo, la máxima aspiración que hoy debe tener el turf en tren de conseguir herramientas para que las apuestas sean razonables, después de la vuelta de las carreras, claro. 

En el mundo las jugadas remotas la están rompiendo, “salvando la ropa”, pero aquí parece que hay muchos que no las quieren ni ver, quizás, privilegiando el negocio propio y de otros. Más adelante muchos ex dirigentes y algunos que hoy están pero no figuran deberán sentarse en el banquillo de los acusados para dar explicaciones de muchas cosas…

En Palermo las imágenes de un grupo de peones agolpados en el portón de la Avenida Olleros pidiendo casi que por su libertad, dieron la vuelta al país y provocaron cientos de posteos en las redes sociales, casi que tratando a HAPSA de vivir en tiempos medievales.

El hipódromo implementó duros protocolos para evitar contagios o la diseminación del Covid-19 en sus instalaciones y casi todos estuvieron de acuerdo. Pero, dicen, que el problema no fueron las medidas en sí, sino que hubo algunos que tenían un “permiso diferente”. Las imágenes fueron dolorosas, y Palermo reaccionó con un cambio de timón, modificando el sistema de trabajo y flexibilizando las entradas y salidas, siempre con los controles de rutina mediante.

¿Y La Plata? Es una novela sin fin, sufriendo una desgarradora actualidad repleta de miserias y, sobre todo, de desmanejo. Hace años el Bosque es una presa estatal y, como toda presa estatal, nunca se logra un buen funcionamiento. Simplemente porque los gobiernos suelen ser un fracaso monumental en manejar cualquier cosa. Seguramente, si en Argentina el Estado se hiciera cargo de la Coca-Cola la fundiría en 4 meses.

La anarquía es absoluta, las disputas evidentes y, para peor, todavía sin los nombramientos de rigor de las “nuevas” autoridades. Van para 8 meses que el actual Gobierno asumió, pero todavía no cubrieron vacantes. Justo en el peor momento, en el que demanda decisiones, acción, actitud, premura. Es una cosa de locos.

Se entiende que la pandemia tiene el 1 de largada, pero con un Estado inmenso, gigante, insostenible, ¿nadie puede ocuparse de los problemas? La ineficacia es otro don de la cosa pública. Sean CEOS o científicos, da lo mismo, todo siempre termina en fracaso. El mundo sigue girando, es una parte de la película que no ven; de la que no se ocupan. Más allá del virus…

En La Plata no se varea ni sábado ni domingo ni feriados -lo que resulta inadmisible si de caballos de carreras se habla-, y tampoco se pudo trabajar este lunes, como correlato de un incidente menor que se dio el viernes bien temprano. Ocurre que el empleado encargado de abrir uno de los portones de ingreso llegó unos minutos tarde, escena repetida, dicho sea de paso, por lo que, también como es foto corriente, se agolparon los caballos del lado de afuera.

Cuando el hombre hizo lo que debía haber hecho en horario, fue insultado por alguien, a lo que retrucó, en un ida y vuelta menor. Intercedió UPCN (insólito) y la Administración decidió cerrar este lunes, con lo que la caballada sumó 3 días sin pisar la pista.

Este cambalache tiene un dato aún más complicado: nadie sabe a ciencia cierta si en agosto volverá a haber carreras o el “lockout” continuará, dándole un martillazo a la industria. Muchos propietarios se pusieron como fecha límite para su paciencia -y también para su bolsillo- el octavo mes de la temporada.

La crisis tan temida, profunda y letal, podría arrasar con el turf de superarse ese horizonte; liquidarlo tal cual lo conocemos. No se ve, o al menos no se informa, demasiado trabajo -léase lobby- para conseguir que se haga realidad la necesidad general en lo que respecta a San Isidro y La Plata (más allá de promesas que ya todos sabemos que suelen no cumplirse), pues para Palermo la carrera es mucho más dura a raíz de su histórico enfrentamiento con Horacio Rodríguez Larreta y su equipo, quienes dicen una cosa y hacen otra con respecto al tema de habilitar actividades “seguras”. El turf lo es y lo ignoran. Más Política.

Este es el escenario actual para la hípica argentina, que se debate en sus miserias de siempre, camina lejos de la grandeza y tiene a la gran mayoría de sus actores al borde del colapso. El regreso de las carreras en agosto podría ser un buen comienzo, pero queda claro que luego habrá muchas otras cuestiones por charlar. Si nada cambia después de semejante drama, no habremos aprendido nada. Y eso sería gravísimo.

Diego H. Mitagstein