Fue 10 años uno de los veterinarios del Rey, y ahora volvió a Riyadh como parte del equipo de Coolmore y Aidan O’Brien

Rubio, alto, con pinta de “gringo” al mango, de repente, los “locales” se sorprenden cuando les habla en un árabe bastante avanzado (por no decir impecable); y ni qué decir cuando les cuenta que ¡es Argentino! Se trata de Fernando García Seeber, el veterinario argentino que durante una década trabajó aquí para el Rey y que ahora regresa para el mitín de la Saudi Cup como parte del equipo de Coolmore comandado por Aidan O’Brien. Con 43 años, 3 hijos y recontra fanático de Boca, vive en Cashel, Irlanda, desde enero de 2016, y trabaja en el Fethard Equine Hospital, uno de los más importantes en ese país británico y que se ocupa de la célebre casa irlandesa.

Fernando es un verdadero trotamundo, pues también tuvo experiencias en Argentina, claro, y en el Hagyard Equine Medical Institute de Lexington, en Kentucky; lo que se dice “una tabulada de oro”.

“La clínica en la que estoy atiende los caballos de Coolmore, por lo que vamos constantemente a lo de Aidan, y ahora también a lo de Joseph, su hijo. Siempre me dejan afuera cuando hay que salir, pero como acá no hay alcohol no quiso venir nadie y me mandaron a mí”, dice entre sonrisas, mientras disfruta el “Breakfast at the Track” en el bello King Abdulaziz Racecourse. 

Por supuesto que su experiencia en tierras árabes resulta fundamental en este viaje acompañando a Magic Wand (Galileo) y Mount Everest (Galileo). Más allá de lo referente a la Saudi Cup, es una linda oportunidad para conocer de cerca cómo se mueve el mejor entrenador de caballos del mundo. “Es muy interesante ver cómo entrenan, como crían, interactuar con ellos; se aprende mucho. El caso de O’Brien es realmente singular; con su dedicación marca la diferencia, vive para sus caballos. A la mañana te asombra como los entrena, controlando respiración, sanidad, todo; a la tarde tiene también su rutina. Es cierto que está bajo el paragüas de una estructura en la que no se tiene que preocupar por nada, pero él es un fenómeno; por ejemplo, tiene 60 galopadores -los mejores- para sus 240 caballos; el estado de las pistas, es impresionante. Todo así”, cuenta admirado.

Luego, continúa: “Sus caballos caminan media hora, después trotan 5 ó 10 minutos y hacen un galope más liviano; vuelven, caminan de nuevo y salen trabajando; los pesa todos los días… Es diferente a cualquier cosa que haya visto y el sistema fantástico”.

Teniendo un veterinario trabajando en Europa de por medio, resulta prudente consultarlo sobre la sanidad del caballo en esa parte del mundo. “Hay cero medicación y hay diferencia, sin dudas, pero las condiciones son diferentes, entonces se hacen difíciles las comparaciones”.

Sobre “sus” caballos, cuenta: “Magic Wand viajó bárbaro, no perdió un kilo, es una yegua bárbara. Pero va a correr en la arena, y ella siempre lo hizo sobre pasto; es muy batalladora. Mount Everest es otro tipo de caballo y veremos cómo lo tratan”.

Dice que se extraña estando afuera, pero no reniega de las posibilidades envidiables que le viene dando su profesión, esa que heredó de Fernando, su padre, el hombre de confianza desde siempre de Alfredo Gaitán Dassié. Y también se sorprende por los cambios para mejor que muestra Arabia Saudita, poco a poco. “La verdad que no lo puedo creer, parece otro país con respecto al que viví tanto tiempos. En el hipódromo hay un orden que parece Dubai, cuando antes era una locura, valía todo. Me parece que hay mucho futuro, y me animo a decir que en cuestiones turfísticas va a ser con el tiempo más que Dubai; aquí a los árabes les encantan los caballos y las carreras, tienen 3500 caballos en training, más del triple con respecto a los que hay en Dubai; 70 haras, se crían más de 2000 productos por año. Han dado el salto de calidad, hay reglamentos como en cualquier lugar internacional. Se avanzó mucho. De los 5 studs que existían ahora hay 10, y ya no son todos de los príncipes, hay empresarios que se interesan por la actividad”.

Es tiempo de seguir trabajando para Fernando, que espera con lindas expectativas la tarde de la Saudi Cup, como para volver a casa con la satisfacción del deber cumplido; pero también con la copa…

Diego H. Mitagstein