El cuidador levantó la copa de la carrera más preciada por sexta vez hace una semana con Cool Day, igualando la marca de triunfos de Juan Laspistoy; dice que no tiene una fórmula, pero que sí siempre se necesita tener un buen caballo…

Cuál es el secreto de Alfredo Gaitán Dassié para ganar el Gran Premio Carlos Pellegrini? La fórmula quizás sea tan buscada como la de la Coca-Cola, pero el entrenador le saca grados de dificultad a la cuestión y apela a la lógica absoluta: “No creo tenerlo, lo que sí se es que no podés hacerlo si no tenés un buen caballo”.

La conquista que consiguió hace exactamente una semana con el potrillo Cool Day en la carrera de caballos con más tradición del continente fue la sexta para “Milanesa”, en un récord maravilloso e increíble que le permitió igualar la línea de una leyenda del entrenamiento de SPC en la Argentina como Juan Lapistoy.

El “Vasco” llegó a la media docena de triunfos en “La Gran Final” tras el doblete de Filón (Full Sail, 1944 y 1945) y las consagraciones de Doubtless (Cute Eyes, 1947), El Centauro (Sideral, 1963), Forli (Aristophanes, 1966) y Rafale (Coourt Harwell, 1967), mientras que Alfredo Gaitán Dassié había vencido antes con Montubio (Mountdrago, 1988), Seaborg (Candy Stripes, 1995), Interaction (Easing Along, 2009), Idolo Porteño (Jump Start, 2014) y Sixties Song (Sixties Icon, 2016).

“Me gusta la última parte del año, esa en la que se concentran muchas de las carreras más importantes. Se me volvieron a alinear los planetas y creo que fue fundamental apelar a una de mis máximas: ‘una más es una menos’. Pasar por alto el Gran Premio Nacional (G1) fue fundamental, me dejó llegar al Pellegrini con el potrillo en un nivel espectacular. Nos había gustado mucho su carrera en el Jockey Club, porque llegó corriendo, y en la cancha nos mostraba que tenía todavía más por dar. No soy de pasar la distancia a mis caballos, y en el caso de Cool Day le hice 1400 metros de segunda vuelta y fue impresionante. Le sacó 3 cuerpos a Irideo (Easing Along), asi que cuando este ganó el Anchorena me entusiasmé todavía más”, relata Alfredo, tranquilo, relajado e ilusionado.

¿Qué significó para él llegar a su sexta victoria en el Pellegrini? Lo cuenta: “Es una gran alegría, sin dudas. En el programa aparezco yo, pero acá hay mucha gente que hace el mismo esfuerzo para que las cosas se den, y por eso lo compartí con todos los que hacen posible que la máquina funcione en el stud”.

Alfredo reconoce que esperaba una gran carrera de su potrillo: “Respetaba a todos porque eran durísimos rivales, con muchos caballos adultos de grandes antecedentes, pero no me sorprendió para nada que Cool Day haya ganado. Es cierto que en tema roce los mayores le llevaban una clara ventaja, pero tenía todo el pedigree para lucirse en esta distancia. Es por un Galileo, en la familia de Cooptado (Equal Stripes), que ganó el Nacional. Y andaba espectacular”, vuelve a remarcar.

El cuidador acerca un dato jugoso: “Es la tercera vez que ganó el Pellegrini y el Anchorena el mismo año. Me había pasado en 1995 con Seaborg y Ritón (Fr-Un Desperado), y también con Le Ken (Easing Along) y Sixties Song, en 2016”, y además cuenta una anécdota post carrera: “A la noche nos fuimos a comer con mis hijos y mi secretaria a Alfredo, un restaurante que casualmente se llama como yo y que ocupa el espacio donde alguna vez estuvo el stud de Lapistoy, incluso, sigue siendo de su familia…”.

Otra vez el cronista insiste sobre su “habilidad” para lucirse en la jornada del Pellegrini, y Gaitán Dassié dice: “Son cosas que se dan. Para mí la carrera más complicada es la Polla de Potrillos, que la pude ganar una vez, con Le Blues (Roman Ruler). Tendré más suerte el día del Pellegrini y en los G1, porque si sumás los clásicos de G2 y G3 que ganó y los comparás con los G1 que conseguimos, la cuenta te da parecido. Tardo 2 días en limpiar los trofeos en casa (risas), pensá que desde el 19 de noviembre para acá ganamos 4 G1 más. No me saca el sueño ganar una estadística, pero sí me desvivo por ganar un gran premio, las grandes carreras…”.

Cool Day vuelve a la charla, y el cuidador confiesa: “Es impresionante lo que corre. En la arena se mueve igual de bien que en el pasto, y cada día te sorprende. Esta semana le hicimos de todo para comprobar que esté sano, y por suerte quedó bárbaro. Cuando debutó lo hizo faltón, y poco a poco se fue poniendo. Ya lo vinieron a ver, pero no hay nada todavía. Si sigue todo como hasta ahora, quizás el campeonato de Palermo sea una opción, pero ya veremos, hay tiempo. Se que si gana en la arena se valoriza, y este caballo tiene algo que no tiene otro: la posibilidad de correr en Royal Ascot o el Breeders’ Cup, porque está clasificado para los dos eventos…”.

Se le pide una comparación entre todos sus ganadores del Pellegrini, y accede gustoso: “Montubio era un gran caballo y tuvo un gran jockey en Oscar Zapata, y Seaborg tenía un corazón enorme, ganó en récord y con sus problemas; no es fácil. Interaction hizo todo bien; debutó ganando 900 metros en la primera carrera de 2 años y ganó el Pellegrini… Me acuerdo que ese día en la redonda le dije a Edwin: ‘Maestro, ahí lo tiene, córralo’; la cara que me puso (más risas). Idolo Porteño siempre mereció gran concepto, y por suerte lo pudimos comprar cuando falleció don Fernando (Santamarina, su propietario original), era una máquina. Y de Sixties Song puedo decir que era un crack, que me hizo ganar mucho, conocer mucho, aprender mucho y cambiar mucho…”.

Con la ayuda de sus hijos Nicolás y Lucas, Alfredo Gaitán Dassié sigue tan vigente como en aquél 1989 en que su nombre cobró gran notoriedad por primera vez tras el éxito de Montubio en el Pellegrini. A 31 años de aquella conquista inolvidable, sigue en la cresta de la ola, suma récords y dice que ganar el Pellegrini no tiene secretos, que sólo se necesita un gran caballo. Un cuidador único, un récord impresionante y una historia que quizás en breve vuelva a repetirse. ¿Quién podría sorprenderse si ocurre…?

Diego H. Mitagstein