En un final memorable, el hijo de Endorsement se llevó el Clásico Horacio Bustillo (G2) y alcanzó el triunfo más importante de su excelente campaña

El del Clásico Horacio Bustillo (G2-1600 m, césped) fue de esos finales que conmueven, que ayudan a entender porqué el turf es un deporte tan apasionante, cautivante, mágico. Lo tuvo todo: potencia, categoría, valentía, entre dos caballos que se jugaron a pleno por el espectáculo y que coparon el desarrollo.

Fue la cacería del zorro en la que terminó ganando el zorro, porque Amiguito de lo Ajeno estuvo adelante desde el salto y, a fuerza de clase, logró mantenerse hasta el disco, por más que el ascendente potrillo Royal Rimout (Remote) dejó todo en la cancha para tratar de doblegarlo. Lo emparejó, es cierto, y su parcialidad en algún momento se ilusionó con que todo podía terminar perfecto, pero su rival, más veterano, con más roce, echó mano a esa experiencia para marcar un pescuezo en su favor.

Fueron varias las barreras que cruzó el caballo que el Stud Tramo 20 compró de segunda mano antes de que se terminara el 2019. Porque nunca había vencido ni en la milla ni en el césped, haciendo de los 1400 metros de arena su ámbito natural. Su temporada viene perfecta, consolidando todo lo que había crecido el año último; se llevó el Handicap Advocate en Palermo y ahora se sumó al grupo de los dominadores de la media distancia, una categoría brava, áspera, y en la que los colores de José Sarquíz tiene otro nombre muy importante como el de Hole In One (Heliostatic).

De Royal Rimout también habrá que hablar con generosidad. En su primer refregón fuera de las condicionales y en la grama vendió cara su derrota, y a nada estuvo de llevarse un disco inolvidable. Confirmó todo lo bueno que había mostrado en sus únicas 3 gestiones previas y se postula como otro gran protagonista del lo que vendrá en la milla. Lejos, a 8 cuerpos, Spirit of Light (Sebi Halo) fue el mejor del resto, en una carrera que se resolvió en un tiempo espectacular: 1m33s7/100.

Amiguito de lo Ajeno contó con la mano segura de Juan Cruz Villagra, el jockey que no para de lucirse y mostrar su talento, y tiene en Gustavo Romero a un entrenador que lo viene llevando de maravillas; tiene escuela de cómo hacer campañas, con el recuerdo del inolvidable Ernesto, su padre.

Cría del Stud y Haras Don Nico, le dio otro gran triunfo al padrillo Endorsement (Distorted Humor), cruzado en este caso con una hija de El Compinche, el Southern Halo genial de La Quebrada.