El crack brasileño que fue campeón en Argentina tendrá 13 durísimos rivales el próximo sábado y es el preferido del morning-line

El frio domina la escena en Keeneland, el bellísimo hipódromo de Lexington que entre el viernes y el sábado próximo recibirá por segunda vez en su historia el festival de la Breeders’ Cup. Suele ser más benévolo el clima por aquí a esta altura del año, casi primaveral a veces. Nada es igual. Los caballos varean en la pista principal y en la de entrenamiento, la sintética, pero en las tribunas hay poco movimiento, apenas el del personal necesario, contándose cuidadores, asistentes, jockey, algunos periodistas, organizadores y propietarios.

La pandemia mueve al mundo en el 2020 y la serie de carreras más famosa de todas no está al margen de esa “nueva realidad”. Por supuesto que no se ven tantas caras de alegría como se acostumbra en la semana previa a que muchos de los mejores caballos del mundo den forma a un espectáculo maravilloso, pero todos tratan de llevarlo de la mejor manera, cuidándose, esperando el momento.

Otra vez, como en tantas ocasiones, Sudamérica tendrá motivos para posar sus ilusiones en la Breeders’ Cup, cuando aún aparece fresco en las retinas el fantástico triunfo de la argentina Blue Prize (Pure Prize) en el Breeders’ Cup Distaff (G1) de hace 12 meses, cuando en Santa Anita Park llevó a tocar el cielo con las manos al entrenador Ignacio Correas (h.), también de los nuestros.

Ahora los sueños se unirán detrás de un caballo singular, con pasta de crack, que buscará probar ante los mejores del planeta que nuestro continente, golpeado, sacudido, del tercer mundo, es una fábrica artesanal e inagotable de máquinas de correr. Ivar, brasileño de nacimiento y desarrollado en la Argentina, animará el próximo sábado el Fanduel Breeders’ Cup Mile – Presented by PDJF (G1-1600 m, césped, US$ 2.000.000 de bolsa), intentando convertirse en el primer ejemplar verdeamarelho en conquistar una prueba de la serie.

Tras las confirmaciones de ayer, la cuestión será a gatera completa, pues son 14 los confirmados más el irlandés Order of Australia (Australia) como “also elegible”, aguardando que se haga un lugar para ingresar al “cuadro principal”. Propiedad del Stud RDI y del Bonne Chance Farm, al cuidado de Paulo Lobo y con Joseph Talamo designado nuevamente en sus riendas, el hijo de Agnes Gold que viene de ganar aquí mismo y sobre idéntica distancia el Shadwell Turf Mile Stakes (G1) largará desde la puerta 11 y aparece cotizado de 4-1 en el morning-line, un dato un tanto sorpresivo dada la enorme dificultad que presenta la prueba.

Campeón 2 Años Macho de 2019 en Argentina, tras vencer en los grandes premios Gran Criterium (G1) y Estrellas Juvenile (G1), el crack se cruzará con los europeos Kameko (Kitten’s Joy), Circus Maximus (Galileo), Siskin (First Defense) y One Master (Fastnet Rock), mientras que el exigente grupo de adversarios radicados aquí lo componen, entre otros, Digital Age (Invincible Spirit), Raging Bull (Dark Angel), Halladay (War Front) y la yegua Uni (More Than Ready), vencedora en esta misma carrera hace doce meses. Lope y Fernández (Lope de Vega), Safe Voyage (Fast Company), Casa Creed (Jimmy Creed), March to the Arch (Arch) y Factor This (The Factor) terminan de darle forma a la nómina.

El Breeders’ Cup Mile formará parte del programa del sábado, y detrás del fenomenal Ivar correrán todas las ilusiones del turf sudamericano, en busca de otro festejo inolvidable en la serie donde todos quieren estar. De conseguirlo, sería el primer caballo no argentino en lograrlo, después de las conquistas de Bayakoa (Consultant’s Bid) -dos veces-, Paseana (Ahmad) y la mencionada a Blue Prize en el Distaff; la que consiguió Invasor (Candy Stripes) en el Breeders’ Cup Classic (G1) y la inolvidable victoria del veterano Calidoscopio (Luhuk) en el ya desaparecido Breeders’ Cup Marathon (G2).

Imposible no soñarlo; imposible no desearlo; imposible no imaginarlo. Ivar va por la gloria este sábado en Keeneland, allí cerquita del The Thoroughbred Center donde cada mañana entrena. El escenario es bien difícil, de los más difíciles que podían pensarse. Las gateras estarán llenas de buenos caballos, pero, como dijo Beto Figueiredo, manager de RDI y Bonne Chance Farm: “Son todos muy buenos, pero nosotros también somos muy buenos”. Encarar una carrera semejante sin fe no entraría jamás en una mentalidad burrera sudamericana… ¡Adelante campeón!