Un 27 de octubre de 1990, en Belmont Park, la inolvidable crack argentina ganaba por segunda vez el Breeders’ Cup Distaff, cuando Go for Wand, su rival, era protagonista de una tragedia

Cuando sonó el teléfono y Jaime Benedit escuchó que Bayakoa había ganado por segunda vez el Breeders’ Cup Distaff (G1) se abrazó con toda su familia, eufórico. Las crónicas de la época recuerdan que el criador y propietario, dueño del Haras Principal, donde la campeona nació y creció, dijo: “¿Quién me convence ahora de que no es mía. La plata se la llevara Whitham -Frank, su dueño-, pero sigue siendo mía”. Este martes 27 de octubre se cumplieron 30 años de aquella hazaña inolvidable para los Benedit y que se vio enmarcada también en la tragedia, por el accidente que sufrió la campeona Go for Wand (Deputy Minister) cuando defenía mano a mano en la recta de Belmont Park con la única y formidable hija de Consultant’s Bid.

Bayakoa fue un mojón para el turf nacional, uno de los mejores caballos de su historia; sin dudas, la mejor yegua. Podrá esgrimirse la cuádruple corona de la sensacional La Mission (Congreve), pero lo que la zaina que preparaba Ron McAnally hizo en las pistas de los Estados Unidos la eleva hasta el sitial más alto.

Ese 27 de octubre de 1990, la crack llegaba como favorita después de una fenomenal campaña. Un año antes había vencido por primera vez en la emblemática carrera de la serie, y desde entonces había sumado discos en el Santa María Handicap (G1), Santa Margarita Handicap (G1), Hawthorne Handicap (G2), Milady Handicap (G1), Chula Vista Handicap (G2) y en el Spinster Stakes (G1).

Un roble, a prueba de todo, la nieta de Good Manners se enfrentaba con Go for Wand, que en 1989 había conquistado el Breeders’ Cup Juvenile Fillies (G1) y llegaba al choque con la crack argentina tras vencer en el Alabama Stakes, el Ashland Stakes, el Mother Goose Stakes, el Beldame Stakes, el Test Stakes y el Maskette Stakes, todos de G1.

La carrera fue tan impresionante como dramática, una “masacre” competitiva. Bayakoa y Go for Wand lucharon mano a mano desde la partida, a matar o morir, corriendo en parciales de 23s2/5, 46s2/5, 1m10s3/5 y 1m35s4/5 hasta que la tragedia invadió la escena con el accidente de la potranca, fracturándose su mano derecha y cayendo bruscamente, revoleando a Randy Romero, su jockey. Ajena, aunque con la suerte de que la caída de su rival fue hacia los palos y no hacia afuera, por donde ella luchaba, Bayakoa y Laffit Pincay Jr. siguieron su camino imparable hacia el disco, ese que cruzaría finalmente con 6 3/4 cuerpos de ventaja sobre Colonial Waters (Pleasant Colony).

La victoria de Bayakoa y el triste final de Go for Wand, que debió ser sacrificada ante la gravedad de su lesión, todavía hoy conmueven. Ante las cámaras, McAnally reconocía estar viviendo emociones encontradas, con lágrimas en sus ojos pese a que su yegua había hecho historia; y los propietarios de la potranca llorando desconsolados le ponían todavía más drama a una escena icónica en la historia de la Breeders’ Cup.

Bayakoa sería coronada como Campeón Yegua Adulta de 1990 en los Estados Unidos, tal como había ocurrido la temporada anterior. Correría 3 carreras más sin suerte antes de ser retirada y transformarse leyenda. Go for Wand fue enterrada en el “infield” de Saratoga, la pista donde había alcanzado dos de sus mejores victorias. Las dos caras de la moneda en un momento que, aún hoy, a 30 años, sigue emocionando…

Diego H. Mitagstein