Con el tordillo en el Suipacha, el jinete se sacó un gusto; un presente de oportunidades

No fue un triunfo más que el que Brian Enrique alcanzó el sábado último en el Hipódromo de San Isidro con Calzonetti en el Gran Premio Suipacha (G1). Nunca antes había tenido en sus manos una copa de máxima escala el jockey, y ese es un dato duro de suficiente peso; sin embargo, quizás lo más trascendente de cruzar adelante el disco con el tordillo fue el premio al notable esfuerzo que le puso esta temporada para superar la fractura de clavícula que le produjo una rodad y que lo tuvo interminables tres meses abajo de los caballos.

“Es un buen momento el que estoy pasando”, reconoce Enrique, que además suma: “Ya había ganado G2 y G3, pero nunca un G1, así que es una satisfacción muy grande”. Se lo nota conmovido al santafecino. Sobre la carrera en sí aporta: “Mi gustaba en la previa, porque Calzonetti, sin tener experiencia, había tenido buenas carreras contra los mejores y ahora estaba a punto. Largó bien y no fue un detalle menor, porque la otra vez, cuando le ganó Tarsino (Violence) en el Cyllene (G2), no había tenido una buena suelta. Esta vez cuando le pedí el resto me respondió bárbaro. También nos ayudó la suelta por afuera, que terminó siendo una buena elección, porque la cancha estaba muy brava y más por dentro”.

Su buen momento se relaciona también con las oportunidades que se le volvieron a presentar. Por eso tiene palabras especiales para María F. Alvarez y Walter Suárez: “Le tengo que agradecer mucho a los dos haberme respetado la monta para correr esta carrera que era muy importante”.

Sobre el cierre, mientras la prensa hacía cola para tener sus palabras, cuenta una novedad: “Hace ya un mes que arranqué y Mónica López me preguntó si quería ser la segunda monta y primera de los caballos que se entrenan en el campo de Santa Elena. La verdad es que a mí me sirve mucho y le dije sí, que no tenía ningún problema en correrle porque me gusta trabajar”.

La frase pinta de cuerpo entero a Brian Enrique, asiduo animador de las redes sociales -en Instagram es directamente un “posteador compulsivo”-, donde ratifica dos por tres esa frase con la que terminó su charla con Mónica López. Y el trabajo, en el turf como en la vida, suele ofrecer recompensa.

Simón Mitagstein