Ante la renuncia de Ricardo Burgos asume Rafael Apellaniz en el estamento oficial

LA PLATA.- Sin tapujos, Matías Lanusse, actual Presidente del Instituto Provincial de Loterías y Casinos, suele decir que el turf debe y tiene que sustentarse por sí mismo. En la idea básica, pocos podrían estar en desacuerdo, aunque justo es decir que eso suena hoy por hoy mucho más a un deseo que a una cuestión que pueda llegar a concretarse en el corto o mediano plazo.

Su cartera no le ha hecho las cosas fáciles al mundo del turf, por no decir que, salvo por impulsar la nueva “Ley Vidal”, no se preocupó en nada por el acontecer diario de una actividad mucho más grande de lo que él y su gente puedan llegar a pensar. Habrá que darse una vueltita por el hipódromo del Bosque para darse cuenta.

Como para ser consecuentes con ese “trabajo” que se viene realizando, ante la renuncia de Ricardo Burgos a la Dirección de Hipódromos y Casinos de la Provincia de Buenos Aires, se designó a Rafael Apellaniz al frente de ese organismo, un joven de 27 años que venía desempeñándose como Coordinador de Proyectos de la lotería bonaerense.

Apellaniz no es precisamente un hombre de turf, todo lo contrario, casi que no ha tenido vinculación alguna con la actividad en su vida. Seguramente sea una persona ejemplar, inteligente y capaz, nadie podría poner en tela de juicio sus atributos, pero la hípica no es un lecho de rosas, necesita impresindiblemente de gente con conociento del sector, con relaciones, que hayan caminado el barro de una pista o la avena de un haras.

Hace ya muchos años que los puestos vinculados al turf en materia estatal son asignados sin tener en cuenta este último e importantísimo punto. ¿No hay dentro de la actividad gente con capacidad para ejercer un cargo público con dignidad? Claro, mucha, muchísima, pero en Lotería no se trata de turf, se trata de política, de puestos que, está claro, no se ocupan buscando mejorar.

La situación que se vive con el reemplazo del Director Hipódromos y Casinos de la Provincia de Buenos Aires no es distinta a las que tiene el actual gobierno (y el anterior) en muchos otros aspectos, colocando gente que no es idónea (o que tenga los conocimientos necesarios) para el puesto que debe ocupar.

Cuando Matías Lanusse pide que el turf sea autosuficiente se olvida que se debe sentar a la mesa con gente que no tiene idea de lo que se está hablando -como es su propio caso-, a la que hay que explicarle todo 5 veces porque no comprende ante la complejidad de una actividad como la hípica. No se trata de capacidad personal, se trata de conocimientos, tan simple como eso.

El turf debe lidiar con sus propios problemas y también con funcionarios nombrados por el Estado provincial que, lamentablemente, casi que nunca entraron a un hipódromo. Así, aquella “sugerencia” de Lanusse buscando que el turf se banque por sí mismo, será prácticamente imposible de cumplir. Salvo que lo que se esté buscando sea justamente eso…

Diego H. Mitagstein