El crack se convirtió en el primer caballo argentino en la historia que se alza con la estadística de padrillos en los Estados Unidos

A esta altura del partido, ¿qué se puede decir de Candy Ride que no se haya dicho hasta ahora? Cualquier halago le quedará chico al fantástico caballo argentino, que al cabo de 2018 no hizo más que ratificarle al mundo su peso específico para la actividad alcanzando un logro inédito para cualquier ejemplar sudamericano: terminar al tope de la estadística de padrillos en los Estados Unidos por ganancias en ese país y que releva la histórica revista The Blood-Horse.

Fue un crack inigualable en las pistas, y ahora, en la reproducción, esas hazañas apoyadas en su velocidad descomunal llegan hasta otro nivel, ingresando en ese grupo tan pequeño como selecto de los campeones que pueden jactarse de ser tan buenos en los hipódromos como fuera de ellos.

Candy Ride estuvo a centímetros de un doblete sensacional, pues en las últimas dos semanas Into Mischief (Harlan’s Holiday) lo dejó segundo en el ranking de padrillos de productos de 2 años, por una exigua diferencia, pero con parámetros para analizar y que rápidamente demostrarán cuál fue el mejor, más allá del ranking.

Es muy cierto que los 7 millones de dólares que Gun Runner aportó cuando enero último se quedó con la Pegasus World Cup (G1) de Gulfstream Park fueron fundamentales, pero lo de Candy Ride fue excepcional, pues no sólo se apoyó en aquella “recaudación”.

El zaino que acaba de cumplir 20 años en el hemisferio norte y que sirve a un valor de US$ 80.000 en el cotizado Lane’s End de Midway, en Kentucky, también produjo a Game Winner, ganador del Breeders’ Cup Juvenile (G1) y que será una fija cuando llegue la hora de premiar con el Eclipse Award al mejor 2 años macho del período en los Estados Unidos, en unos días.

En 2018, Candy Ride tuvo otros dos ganadores de G1, sobre un total de 17 vencedores clásicos y de 233 corredores, el número más bajo en este ítem entre los 5 primeros del ranking: Leofric conquistó el prestigioso Clark Handicap (G1) en Churchill Downs, y Separationsofpowers se llevó el Longines Test Stakes (G1), en Saratoga. Liora, Ride a Comet y Ollie’s Candy se lucieron en el plano de los G2 y Vekoma, Draft Pick y Texting consiguieron vencer en G3.

La consagración de Candy Ride fue consecuencia lógica del excelente 2017 que había disfrutado, cuando llegó segundo en la estadística norteamericana apenas detrás de Unbridled’s Song (Unbridled), con el tordillo Arrogate sumando nada menos que 13.338.000 dólares.

En la progresión, Candy Ride había sido cuarto en 2016 y quinto en 2015 y 2014, lo que lo transforman en un padrillo Top-5 de uno de los rankings más duros del mundo por 5 temporadas consecutivas, y en ascenso…

En la estadística que sólo contempla la actuación de los 2 años, el crack argentino no pudo contener la atropellada de Into Mischief, que estableció menos de 50.000 dólares en su favor, aunque con 81 hijos que corrieron (fabulosa cifra, por cierto), contra 37 crías de Candy Ride que debutaron precozmente, menos de la mitad… Scat Daddy (Johannesburg) fue el tercero, pero ya más apartado de la lucha.

Con 12 generaciones en edad de correr, Candy Ride tiene, según Equineline, 1352 crías, de las cuales 878 salieron a la cancha y 630 consiguieron ganar en al menos una ocasión, redondeando 77 vencedores clásicos y sumas ganadas por un total de 96.965.665 dólares. Impresionante.

Candy Ride sigue en actividad y es de esperar disfrutar de varios campeones más entre sus hijos, pero también se ha convertido en padre de padrillos, con Twirling Candy como muestra más exitosa. Ya abuelo materno de 11 ganadores clásicos, Candy Ride rompió y sigue rompiendo todos los libros. Como para que la hípica argentina y sudamericana saque pecho y se sienta orgullosa.

Diego H. Mitagstein