San Isidro le aplicó 20 fechas de pena tras los sucesos del Latino, pero el jinete volvió a correr en Brasil antes de que se conociera la información…

Después de un mes y medio, el Hipódromo de San Isidro dio a conocer este lunes la sanción al jockey brasileño Carlos Lavor tras los recordados sucesos en el último Longines Gran Premio Latinoamericano (G1), cuando en las riendas de Nao da Mais (T.H. Approval) provocó severas molestias a Imperador (Treasure Beach).

Al margen de las 20 fechas que la comisión de carreras le aplicó como pena, aunque computables desde el 19 de marzo, ante la gravedad de los sucesos, la situación mostró desprolijidades preocupantes, no sólo por la demora en la comunicación de la pena, sino también porque el profesional volvió a correr antes de que saliera a la luz, más precisamente, el último fin de semana.

¿Cómo fue que Lavor pudo correr aún estando suspendido provisionalmente por el Hipódromo de San Isidro.  La respuesta desde Cidade Jardim, en San Pablo, Brasil, donde el profesional ganó el sábado último, fue que jamás recibieron ningún tipo de comunicación por parte del Jockey Club Argentino sobre la inhabilitación, aunque la “excusa” tiene sus fallas si se recuerda que la pena salió publicada en todos los medios sudamericanos hípicos más importantes, incluso de Brasil.

Pero más preocupante aún fue la devolución del Jockey Club Brasileiro sobre las razones por las que Lavor pudo ser parte de la jornada de este lunes. Ante la pregunta de uno de los integrantes del Stud RDI, propietarios de Imperador, sobre cómo había sido posible, el Director de Gávea sostuvo que ¡no tienen ningún acuerdo de reciprocidad con cualquier hipódromo en el exterior y que ya habían pasado 7 semanas! Tácitamente se sabe que esto es así.

Es cierto que la crisis por el Covid-19 y la suspensión de las carreras puede ser un atenuante para esta grave situación administrativa entre tres de los hipódromos más importantes del continente, pero desde al atraso en la pena final, hasta la “falta de comunicación” o la vergonzosa excusa carioca…