Ante los machos, y en su primera presentación sobre el césped de San Isidro, postergó por 3 cuerpos a Río Maggio

La generación nacida en 2020 ya tiene su primer nombre destacado. Se trata de la potranca Celestial Filly, que este sábado mantuvo su invicto en el Hipódromo de San Isidro al ganar con mucha solvencia el Clásico Congreve (L-1000 m, césped), ante los machos.

Todas las sensaciones positivas que había dejado en sus dos labores iniciales platenses, ganando la clasificatoria y la final para potrancas del Clásico Precoces, las traslado ahora hasta el escenario del Jockey Club la hija de Lizard Island, que superó con calidad su desconocimiento del terreno vegetal y el breve salto de los 800 metros al kilómetro.

Con cómoda largada abierta y Wilson Moreyra en sus riendas, la defensora de la caballeriza Tinta Roja corrió siempre vigilando lo que hacía adelante Mtucho Pass (Distinctiv Passion). Ya por la mitad del recorrido comenzó a arrimarse, para dar cuenta del puntero poco más adelante y desprenderse fácilmente.

El disco la encontró con 3 cuerpos de ventaja sobre Río Maggio (Winning Prize), que de atropellada le quitó por la cabeza la posición de escolta al valiente Matucho Pass. Detrás, en cuarto y a 2 1/2 largos, llegaba Alrededor del Sol (Angiolo), volando algo más bajo de lo previsto. El tiempo de 55s45/100 fue bastante interesante en una tarde sin grandes registros en general.

Criada en los campos de Sierra de los Padres de Wilgerbosdrift por Eugenio Pacelli de Oliveira Pires dos Santos, Celestial Filly está al cuidado de Angel Piana y fue presentada por Claudai Bellier, y defendió los boletos mayoritarios estirando su imbatibilidad con récord de 3 en 3.

En la muy corredora Kiss Royal (Val Royal), que supo tener arrimes en handicap durante su campaña, Celestial Filly es hermana materna de Fullymoon (Cityscape), que en 2022 fue la vencedora en el Clásico Federico de Alvear (G2). Su familia materna es la de Crescent (Rustom Pasha), de las históricas de Chapadmalal, Comalal y Malal Hué y que mantiene su vigencia acercándose al siglo de desarrollo.

Con esa genética, habrá que pensar en que la potranca puede seguir creciendo aún cuando las distancias se estiren…