Teo Ah Khing y Ed Harrington, Presidente y Vice Presidente de la compañía, pasaron por Buenos Aires y dejaron interesantes conceptos

Eden Harrington sostiene un mapamundi y, con una mueca de orgullo, exhibe los mercados en los que el China Horse Club, del que es Vice Presidente, extiende su operación. Los Estados Unidos, el Caribe, Europa, Sudáfrica, Asia y Oceanía ya han sabido de la organización creada por Teo Ah Khing, desparramando triunfos y generando sueños y vivencias, el fin para el que fue creado, en 2013.

El camino recorrido es impresionante, y no menos llamativo resulta advertir la enorme repercusión generada en tan breve lapso de tiempo. “Tenemos nuestra capacidad máxima de 200 socios llena, y siempre, pero siempre, apuntamos a la calidad por sobre la cantidad. Creamos química entre líderes en distintos negocios, personalidades, con la industria del caballo de carrera”, explica amplio Khing, desayunando en el Park Hyatt de la Avenida Alvear, la base que junto con Harrington tuvieron durante su breve paso por la Argentina, el último fin de semana.

Luego, agrega: “El China Horse Club es una forma de vida, que genera exclusivas experiencias para sus miembros y sus allegados, que los saca de su vida habitual y les permite vivir sensaciones diferentes. No somos un sindicato corriente, damos algo más; servicios y momentos”. 

Teo Ah Khing es un reconocido arquitecto y ha sabido oficiar de hombre de confianza de Tun Dr. Mahathir Mohamed (Primer Ministro de Malasia), de Pervez Musharraf (en su momento Presidente de Pakistán) y del propio Sheikh Mohammed, como parte de la concresión de su sueño, Meydan, desde el Dubai Racing Club.

“Muchos de nuestros socios no pueden acceder a ser socios del Hong Kong Jockey Club. Atraemos un nuevo segmento de gente que quizás no sabe de carreras, pero tiene ganas de disfrutarlas. Empezamos con 50 socios, después pasamos a 100 y ahora estamos en 200, con la inscripción cerrada”, explica. Y suma: “Es algo premium, los mejores caballos, los mejores hoteles, los mejores restaurants; todo es parte del plan de hacer vivir a nuestros socios un servicio muy especial. Es por eso que no podemos contar con más vacantes”.

China Horse Club ya ha ganado más de 30 G1 alrededor del planeta, destacándose su participación en Justify (Scat Daddy), ganadora de la Triple Corona de 2018 en los Estados Unidos, y también como propietarios de la campeona Abel Tasman (Quality Road), por nombrar sólo algunos nombres de suceso relacionados con la marca.

Con mucha satisfacción cuenta Khing una noticia de último momento: “Uno de nuestros socios acaba de ganar un G1 en Australia de forma particular, habiendo partido con nosotros. El premio fue de 1.000.000 de dólares… Son cosas que nos generan orgullo y que nos hacen ver que la misión se está cumpliendo”

La palabra la toma Harrington, que cuenta: “Tenemos padrillos y yeguas madre en los Estados Unidos y Australia, y competimos en 14 países alrededor del mundo. Nosotros tenemos una forma de trabajar que es la de buscar socios estratégicos en cada lugar del mundo al que apuntamos. Estar aquí en Argentina es una oportunidad; mirar, conocer, trazar relaciones con organizaciones y gente. Es nuestra filosofía: poco a poco. Muchas veces toma tiempo que esas relaciones crezcan y se desarrollen en el sentido correcto”.

Para Khing: “Fuimos muy afortunados de comenzar de la forma correcta. Ocurre que a la gente de negocios le gusta ganar, no perder. Hay mucha gente que piensa que las carreras de caballos y los caballos de carrera no pueden ser una oportunidad de negocios, que es imposible. Nosotros le estamos demostrando a toda esa gente que no es así. Muchos de nuestros socios son Presidentes en sus empresas, y el potencial es mucho mayor aún”.

Siempre sonriente, amable, y feliz por estar en Argentina, Khing intercambia información con sus interlocutores, con compromisos como un partido de polo y un breve paso por el Hipódromo de Palermo, como paradas.

“En China no se permite el juego y con mis amigos siempre decimos que eso no sucederá en todas nuestras vidas, aunque poco a poco la industria se va desarrollando y eso en el futuro puede llegar a ayudar. Estamos aquí para explorar. Conocimos mucha gente que nos dijo que teníamos que venir y visitar. Y eso hicimos”, confiesa.

Teo Khing también es parte del desarrollo de un proyecto gigantesco en la isla de Santa Lucía, llamada la Perla del Caribe. Con 2,6 billones de dólares como presupuesto, el desarrollo incluye hoteles, puertos para cruceros, restaurantes y el hipódromo que se conoce ya como Royal Santa Lucía Turf Club, portador del término “Royal” por autorización de la propia Reina Isabel II de Inglaterra.

El 13 de diciembre próximo se celebrará allí el primer gran mitín con la edición inaugural de la Pitons Cup, con U$S 150.000 en premios, la carrera más cara en la zona del Caribe y que fue organizada bajo el modelo de la Pegasus World Cup (G1) estadounidense, con 12 lugares disponibles a un costo de US$ 20.000 cada uno.

“Este proyecto comenzó en 2016 y generará un impulso enorme en toda la isla, creando muchísimos puestos de trabajo y de oportunidades para gente que no las tenía. De eso se trata también el mundo de las carreras de caballos, con mano de obra irremplazable y especializada. Se preparán personas para el futuro, se las capacitará, y se explorará y se potenciará la capacidad de Santa Lucía sobre la industria equina… Si bien es un proyecto al margen del China Horse Club, para nuestros miembros es otro ‘servicio’, pues es un lugar de vacaciones y turismo, y, como ya explicamos, lo nuestro no sólo se trata de carreras”, cuenta Teo Ah Khing, cabeza del TAK Group, la organización que supervisa todas las “marcas” a su cargo, como el China Horse Club o el Royal Santa Lucía Turf Club.

“Santa Lucía cambiará la vida de mucha gente, y le dará oportunidades a las próximas generaciones de muchos de los habitantes de la isla. Los equiparemos, les daremos conocimiento; es un plan para la gente, y el 13 de diciembre mucha gente se enterará de lo que es Santa Lucía y lo que puede dar; será el principio de una expansión del turismo”, suma Harrington, siempre atento para aportar datos de suma importancia.

La larga charla va llegando a su fin y tanto Teo Ah Khing cuanto Ed Harrington se muestran felices por esta primera experiencia en Argentina. Los aguardaría un almuerzo privado en el Haras de La Pomme al día siguiente con presonalidades de la hípica nacional y el regreso a sus bases asiáticas, para seguir trabajando sobre uno de los últimos grandes proyectos de la hípica mundial. Un éxito gigantesco a juzgar por los maravillosos resultados obtenidos hasta el momento y que ya es considerado una potencia.

Diego H. Mitagstein