El hijo de Galileo brilló grande el sábado último en Palermo con el triunfo de su hija Una Arrabalera en la Polla de Potrancas (G1)

La historia con los padrillos no es sencilla. Y, particularmente en la Argentina, el mercado suele tener un criterio de tolerancia cero y paciencia menos diez. Visto desde el punto de vista de los resultados, hay montones de caballos que, sin llegar a ser tope de gama como un Fortify (Distorted Humor) o un Equal Stripes (Candy Stripes), se pasan de generosos y son capaces de producir figuras de primer nivel.

Pero es allí donde chocan con la faceta comercial, sin alcanzar buenos resultados en los rings o transformándose en no del todo sencillos para comercializar en forma particular y que hace que comiencen a perder apoyo. Cuando ese segmento intermedio debería tener un lógico movimiento, aquí ocurre todo lo contrario.

En ese rubro hay decenas de reproductores, y uno de ellos es Cima de Triomphe, uno de los mejores hijos de Galileo que han servido en nuestro país y que, a pesar de todo, siempre se las ingenia para ser protagonista y ofrecer crías de alto nivel competitivo y, sobre todo, buena capacidad para correr de la milla para arrriba.

Incorporado para la temporada de servicio de 2011 por el Haras La Leyenda, el tordillo es casi que una garantía de alegrías, alcanzando el sábado último su brillo máximo con el notable triunfo de la platense Una Arrabalera en el Gran Premio Polla de Potrancas (G1) de Palermo.

Hasta ahora, sólo en nuestro país y según los datos proporcionados por el Stud Book Argentino, Cima de Triomphe produjo 616 crías, de las cuales corrieron 349 y ganaron 208, es decir, un 59,6 por ciento de ellas. A nivel clásico, son 18 sus hijos ganadores, 6 de grado y 4 en el máximo plano.

Los Galileo, como la mayoría de los caballos europeos, suelen alcanzar sus mejores rendimientos en el césped, pero Cima de Triomphe ha mostrado hasta aquí tener la capacidad de destacarse en la arena con muchísima asiduidad. De hecho, de sus 4 productos que han ganado G1, fueron 2 en cada superficie. En la tierra, Sinfonía Fantástica supo quedarse con el Gran Premio Criadores, mientras que en el césped Besitos conquistó el Gran Premio General San Martín y Wild Ones el Gran Premio Gilberto Lerena, todos en Palermo.

El tordillo, que tiene 17 años, ofrece aún más razones por las que debería ser mucho mejor recibido en los rings, ya que es generoso en materia de precocidad y suele aportar valores interesantes en las carreras de velocidad, toda una particularidad para su línea, con ejemplos como los de Endler o Clairemont.

En 2021 Cima de Triomphe sirvió 54 yeguas en La Leyenda, cifra idéntica a la que se le había presentado en 2020, y desde 2018 su book se achicó, no en demasía, pero si restándole posibilidades. A pesar del mercado, de la poca paciencia y de la tolerancia cero, casi que no hay temporada que el tordillo no se las ingenie para sobresalir, ahora con Una Arrabalera como bandera.