El padrillo del Haras El Paraíso encontró el último fin de semana su triunfo más importante con Lord Rosellion en el Provincia

Los que saben -y también peinan canas de lo lindo- siempre sostienen que si hay una carrera que en la Argentina es una fábrica de buenos padrillos, esa es el Gran Premio Polla de Potrillos (G1). Pase inicial de la Triple Corona, con esa necesidad de mostrar mucha velocidad y también bastante resistencia para levantar el preciado trofeo, sobran los ejemplos al respecto.

Sin irnos demasiado atrás, teniendo que apelar a nombres emblemáticos como los de Old Man (Orbit) o Congreve (Copyright), el peso específico de la gran prueba porteña sigue siendo notorio, con el más fresco ejemplo de Le Blues, que se impusiera en la edición de 2015 y que con su primera camada de productos en las pistas esta temporada viene confirmando ahora todo lo bueno que anticipó antes del corte por la pandemia.

No es ninguna casualidad que el hijo de Roman Ruler que se crió en Vacación haya desarrollado esta novedosa capacidad transmisora desde el Haras El Paraíso, una de las cabañas que históricamente siempre más confió en el caballo nacional para darle una chance importante y que ya había tenido en su padrillera a otros ganadores de la Polla que la rompieron con sus crías como Embrujo (Congreve) e Intérprete (Farnesio), sin pasar por alto a El Asesor (Cipayo), que también trabajó allí con significativos resultados, y a Don Valiente (Orpen), que recibieron el apoyo de Victoria Puyrredón y Pablo Duggan.

Como Forli (Aristophanes) -en el mundo-, Cipol (El Centauro), Mariache (Dancing Moss), Cipayo (Lacydon), Mountdrago (Sheet Anchor), Just In Case (Salt Marsh) -muerto demasiado rápido-, Asidero (Fadeyev) -en Uruguay-, ahora Le Blues continúa con esa “tradición argentina”.

Escolta de Alcindor (Unbridled’s Song)al cierre del primer semestre entre los freshman sires, ostenta ahora un liderazgo claro sobre ese mismo “colega” en el ranking de reproductores de primera generación, habiendo llegado el último fin de semana a su victoria más importante, gracias a la conquista de Lord Rosellion en el Clásico de la Provincia de Buenos Aires (G3), sobre 2400 metros en el césped.

Si hay una característica compartida en los padrillos exitosos que surgieron de la Polla de Potrillos es la de generar hijos capaces de lucirse en cualquier distancia o superficie, ya sea con precocidad o llegando más tarde en el proceso selectivo. Le Blues no escapa a esa regla y los números lo ratifican.

A la fecha, según el Stud Book Argentino, es el padrillo nuevo que más ganadores produjo (10), que más dinero recaudó ($ 6.844.925), que más carreras ganó (13), que más crías envió a las pistas (28) y que más ganadores clásicos tiene (3), y todo con un detalle para nada pequeño de por medio: sólo 58 productos conformando su camada debut.

Victoria Pueyrredón está más que satisfecha con lo que viene mostrando el prometedor zaino: “La verdad que acá estamos entusiasmados con esta primera generación de Le Blues. Contentos con la versatilidad que tienen sus hijos, que ganaron desde las de precoces de 800 metros hasta ahora las de mayores distancias, en la arena o en el pasto… Y creo que lo que es muy importante es su efectividad”.

Le Blues, cuya propiedad es compartida por El Paraíso, Santa Elena -colores para los que corrió- y Vacación, entre otros, fue segundo en el Jockey Club (G1) y tercero en el Estrellas Mile (G1) y en el República Argentina (G1), además de haber llegado también segundo en el Old Man (G3) y cuarto en los clásicos Miguel Cané (G2) y Benito Villanueva (G2).

Genéticamente es una joya. Roman Ruler fue uno de los mejores padrillos de los últimos años, una máquina de sacar buenos caballos, y la familia materna de Le Blues se “vende sola”. En La Balada (Confidential Talk), es hermano materno de la campeona Balada Sale (Not for Sale) y de la G2 Liriope (Honour and Glory), con una abuela de lujo como la extraordinaria sprinter La Baraca (Mariache), con el pedigree de los G1 La Belga (Political Ambition), Leyden (Political Ambition), Miss Bamba (Numerous), La Esperanza (Bold Forli), etc., la familia de la fantástica Bambuca.

Con mucho terreno todavía por recorrer, Le Blues, que en 2020 accedió en El Paraíso a su libro más grande, sirviendo 125 yeguas madre, destaca en un año complicado y que tiene a muchos buenos reproductores de primera generación en stand by o recién comenzando a mostrarse con más frecuencia y con resultados positivos, tales los casos de John F Kennedy (Galileo), Alcindor (Unbridled’s Song), Cosmic Trigger (Lizard Island), Seek Again (Speightstown), Lenovo (Roman Ruler), Todo Un Amiguito (Mutakddim), Winning Prize (Pure Prize), Ecólogo (Easing Along) o Curioso Johan (Johannesburg).

Diego H. Mitagstein