Corrido con decisión al frente por Carlos Lavor, contuvo en el final la furibunda atropellada de Miriñaque

Fue un Gran Premio Carlos Pellegrini (G1-2400 m, césped) de emociones el que se vivió el último sábado en el Hipódromo de San Isidro. Ante unos 35.000 espectadores, y en medio de esa mezcla de orgullo y tristeza que significó el retiro de la actividad del fantástico jockey Pablo Falero, la alegría fue toda brasileña ante la valiente conquista del potrillo Nao Va Mais, que trasladó la enorme categoría que había mostrado en Cidade Jardim, San Pablo, a la grama del Jockey Club.

Repitiendo la hazaña de su “compatriota” Going Somewhere (Sulamani) en 2012, portando la misma chaquetilla del Haras Phillipson y entrenado también por Afonso Florio Barbosa, el hijo de T. H. Approval fue imparable en cada metro del recorrido, guardando una fuerte dósis de guapeza para los metros finales, cuando arreciaron las atropelladas locales y, por supuesto,contando con la gigantesca colaboración de Carlos Lavor, su jockey, que se “desvistió” arriba de su silla para conservar el primer lugar.

Primero Pure Nelson (Mount Nelson) lo puso en aprietos, pero sucumbió cansado ante tanto oposición; y luego llegó la carga descomunal del tordillo Miriñaque (Hurricane Cat), que pagó caro tanta cantidad de caballos en la pista y un pequeño sesgo cuando ya había arrancado para perder por 3/4 de cuerpo, aunque coronando una temporada que lo proyecta como el gran candidato a ser considerado como Caballo del Año.

Ganador de 3 G1 en su país, y con una fuerte carga genética argentina en su pedigree, Nao da Mais capitalizó la falta de decisión de los varios punteros que dejaron de serlo o de muchos que también prefirieron jugar a la especulación. En ese terreno, se repitió la historia de Xin Xu Lin (Wondertross), en 2010, y la de Going Somewhere, que se encontraron con un paisaje similar y que también aprovecharon al máximo.

Tetaze (Equal Stripes) y Emiterio (Treasure Beach) completaron el marcador, delante de Es Sicario (Lizard Island) y Joy Canela (Fortify), la potranca que siempre vino comprometida por dentro y que jamás pudo hacer valer los bajísimos 51 1/2 kilos que cargó.  Fromm (Treasure Beach), el caballo con el que se despidió Falero, no la pasó bien, largando más o menos y sufriendo un par de tropiezos, aunque nada fue decisivo, pues llegó décimo séptimo.

A No Da Mais le tomó 2m24s95/100 convertirse en el héroe del Gran Premio Carlos Pellegrini (G1) versión 2019, confirmando la capacidad de siempre de los caballos brasileños para competir en distancias extensas y esas ganas que siempre muestran por llegar a competir en la prueba más importante de Sudamérica.

En otros tiempos, las ambiciones eran de los propietarios argentinos la de conquistar otras tierras; basta con echar un vistazo a los historiales de muchas de las más grandes carreras del continente. Eso cambió y hoy el caballo local prácticamente no se mueve un metro si no es por una venta.  Nao da Mais ganó el Pellegrini que quedará marcado a fuego en la historia como el último en que compitió Pablo Falero. Merecidamente. Aplausos para el nuevo campeón.

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