El crack se llevó el Kikuka Sho (G1) y se convirtió en el octavo potrillo en conseguir la serie; el hijo de Balada Sale tuvo una gran actuación

Contrail lo logró. El crack puso toda su calidad y su capacidad para convertirse en el único potrillo capaz de alzarse con una Triple Corona a nivel mundial en este 2020 dominado por la pandemia. En Kyoto, Japón, el potrillo mantuvo su invicto en el Kikuka Sho (G1-3000 m, césped), el St. Leger local, y abrazó el trofeo más preciado de todos, con la excelente noticia para el turf argentino que tercero a 3 1/2 cuerpos terminó Satono Flag (Deep Impact), cuya madre no es otra que la campeona Balada Sale (Not for Sale), estandarte del Haras Vacación.

Contrail trabajó a fondo, con corazón para postergar por apenas el pescuezo a Aristóteles (Epiphaneia), pero el premio fue convertirse en el octavo ejemplar que logra semejante hazaña en tierras niponas, repitiendo el logro de Deep Impact, su padre, que ganaba cada uno de los tres pasos de la serie en 2005, también invicto.

Con previos triunfos en el Satsuki Sho (G1) -2000 Guineas- y el Tokyo Yushun (G1) -Derby-, el crack preparado por Yoshito Yahagi conseguía el lauro que unas horas antes se le escapaba en Woodbine, Canadá, a Mighty Heart (Dramedy), que al clasificarse sólo séptimo en el Breeders’ Stakes veía como se le escurría el sueño de la Triple Corona.

Los 3000 metros del Kikuka Sho siempre son un desafío, aunque Contrail logró manejar la situación a base de calidad y de una conducción precisa por parte de Yuichi Fukunaga; se sabe, en estas distancias un error se paga con derrota, más allá de que en el caso del crack criado por el North Hills Co. Ltd. y propiedad de Shinji Maeda la cuestión genética ayudaba para pensar que alcanzaría el objetivo.

Ocurre que los hijos del extrañado Deep Impact tienen unos pulmones de oro, como lo confirma la “estadística”, pues Contrail es su quinto hijo de se lleva el St. Leger japonés, tal como antes lo habían logrado Satono Diamond -hijo de la crack argentina Malpensa (Orpen)- Fierement y World Premiere.

Contrail siempre corrió a la expectativa, para entrar en acción sólo en la recta final, segmento en el que Aristóteles le presentó una durísima batalla, limando centímetros a medida que se acercaba el disco, aunque nunca con la impresión de que podría superar la línea del campeón. Satono Flag mostró una interesantísima aceleración para colgarse del último escalón del podio y ratificar que está otra vez en su mejor forma, esa que le permitió estar entre los protagonistas centrales del proceso selectivo en el primer semestre y abriendo una ventana enorme de esperanza a futuro para darla la genética argentina más vuelo a nivel internacional, una constante.

Y ya que se habla de genética, es bueno repasar que Contrail tiene por madre a la estadounidense Rodhochrosite (Unbridled’s Song), que apenas pudo ser placé en Japón durante su campaña de pistas pero que es hija de la campeona Folklore, que fue la mejor potranca del norte en 2006, ganando el Breeders’ Cup Juvenile Fillies (G1) entre otras carreras importantes y es por Tiznow (Cee’s Tizzy), en un “tributo” para el padrillo que hace unas horas nomás fue retirado de la reproducción en el WinStar Farm.

Como Orfevre (Stay Gold) en 2011, el más cercano de los ganadores de la Triple Corona en Japón, Contrail se lució en Kyoto y parece asegurarse ya los honores de Caballo del Año en Japón, donde, dicho sea de paso, hace una semana la potranca Daring Tact (Epiphaneia) se había alzado con la Triple Tiara para las tres años, en un doblete que la afición disfrutó al máximo, aunque sea por streaming.

Ahora habrá que ver si Contrail corre, como todos esperan, la Japan Cup (G1) del 29 de noviembre próximo, para refrendar ante los mayores y ante los siempre potentes visitantes, su rótulo de caballo diferente. O de crack, simplemente, de crack…