Buscaron un andarivel abierto a poco de largar el Clásico Prensa Hípica (L) y aterrizaron sin escalas en el disco, luego de 54s27/100

Es un ligero peligroso ese alazán Dale Gaucho (Endorsement y Mi Gauchita, por Southern Halo), siempre afiladito a lo cuadrero por Rodolfo Garcés y listo a pelear adelante en los cotejos de recta que están un pasito por debajo de las estelares. Incluso doblemente peligroso cuando le tocan partidores externos, que le permiten de un plumazo sacar dos o tres cuerpos antes de la tranquera y abrigarse a la verja. Esa primera parte de su estrategia cuenta generalmente con Brian Enrique como socio, el jinete ideal para salir arando desde las gateras y, a la distancia porque el Roman Ruler era todavía más imponente, arma desarrollos muy parecidos a los que Gustavo Calvente diagramaba con el tremendo Lenovo… La cuestión es que en ese Clásico Prensa Hípica el alazán ex La Quebrada era uno de las cartas principales, de un desarrollo que mostraba como brava también a la damisela venadense Force Majeure (Manipulator) y como candidato al grandote Lorenzo Rye (Catcher In The Rye), siempre listo a jugar su suerte de atropellada.

La carrera comenzó a definirse temprano, porque Enrique logró que Dale Gaucho soltara de manera impecable, enseguida enfiló hacia afuera y a una cuadra y media de las gateras ya comandaba con luz a un metro de la verja. Lo imitó Villagra con el raudo Rio Porsche (Sidney’s Candy), que quedó en la huella del puntero también pegadito a la verja, mientras a media cancha trataba de seguirles el ritmo el reprisante Huracan Estival (Hurricane Cat), este dejando atrás 7 meses de inactividad, más adentro escarbaba la venadense de Bonetto y todavía más el platense Ready To Candy (Ap Candy). Detrás de esa línea Goncalves aplicaba el “vamos viendo” con Lorenzo Rye, esta vez sin metros ni posibilidades de buscar afuera como había hecho ante los rivales que había vencido en el Coronel Pringles (G3-1000 m).

El puntero, manteniendo el vértigo de las gateras al disco, nunca les dio chances a sus rivales. Si se mira el desarrollo fracción por fracción, ninguno logró en ningún momento ponerse a menos de ese cuerpo y medio que hubo finalmente en el disco. Ni arriba ni abajo. El que más cerca llegó fue Rio Porsche, también de gran gestión, al que Villagra ubicó ya en los 300 al flanco interno del puntero a ver si podía arañarlo, pero el de El Gran Lito ya lo dijimos, nunca permitió otros sueños que no fueran los de sus boletos. Terminó devolviendo $ 3,25, cotizado como enemigo en una sport en el que no hubo incrementos a ganador. Tercera a tres largos del vencedor, Force Majeure cumplió con su nobleza habitual, ya se sabe que ella hace un culto de no defaudar y mantuvo al anca la carga de Lorenzo Rye, que quedó arriba a media cancha en un desarrollo que esta vez no le dio mayores opciones. 

Queda agregar que fue la de este jueves fue la sexta victoria del nieto de Southern Halo, tres conseguidas en la etapa de su campaña con la blusa de la familia Ceriani y training de Elvio Bortulé, y las restantes ya con Rodolfo Garcés y los colores rojo, azul y blanco de El Gran Lito. Y le falta una “disparada más” para que su haber en premios llegue a los dos millones de pesos.