El hijo de Easing Along fue tercero cerca en el Thunder Road Stakes (G3); el alazán, volvió a volar bajo

ARCADIA, California (Especial para Turf Diario).- La de ayer fue una tarde de sensaciones encontradas para el turf argentino en Santa Anita Park. Por un lado, la alegría fue grande por volver a ver un Le Ken (Easing Along) competitivo en los clásicos, perdiendo por poco el Thunder Road Stakes (G3-1600 m, césped); por el otro, ante la “crónica de una muerte anunciada” para Roman Rosso (Roman Ruler) en el San Marcos Stakes (G2-2000 m, césped), donde sumó su tercera pálida labor en igual número de salidas en el norte.

Lo de Le Ken fue previsible, luego de una excelente actuación para abrir el año. El caballo de Pozo de Luna vino al frente asediado desde el salto, y en la recta final luchó a destajo para tratar de quedarse con el premio mayor. El haber sido tercero en el disco a sólo medio cuerpo y pescuezo del irlandés True Valour (Kodiac) y del brasileño Ohio (Elusive Quality).

La de este sábado fue la mejor labor hasta la fecha para el campeón argentino en los Estados Unidos, y abre la puerta como para pensar que su futuro puede deparar esas alegrías con las que siempre ilusionó.

La otra cara de la moneda fue la de Roman Rosso, que otra vez no altuvo a la altura de sus antecedentes en el experimento de correrlo en el césped por primera vez en su campaña. Cuesta entender el trabajo de un preparador del calibre de Bob Baffert con el alazán. Primero reprisándolo casi sin tiempo de aclimatación en el Pacific Classic (G1); luego, utilizándolo de sparring con todos los mejores de su caballeriza en el camino hacia la Breeders’ Cup; y ahora, tirándolo en el césped como si nada, incluso, sin un plan de carrera definido.

Salió a correr al frente Roman Rosso en el San Marcos, pero sin la determinación con que lo hacía en la Argentina. Cuando llegó el momento de hacer fuerza, su figura se fue diluyendo metro a metro junto a los palos hasta recalar en una pálida undécima colocación a 7 3/4 cuerpos del irlandés Platinum Warrior (Galileo).

En los papeles, fue la mejor de sus 3 salidas hasta el momento aquí, pero en la impresión es un caballo que perdió el fuego sagrado, que naufraga entre la indecisión y al que su preparador le perdió la fe por absoluto.

Tras su espantosa actuación en el Comma to the Top Stakes, se rumoreó que dejaría California para viajar hasta Kentucky en busca de un cambió de timón que lo devolviera a sus tardes de gloria. Después de esta nueva decepción, da la sensación de que ese enroque está más cerca que nunca de producirse.

No está muerto quien pelea dice el viejo dicho, y de un caballo con la categoría de Roman Rosso se puede aguardar todavía una resurrección.