La hija de Agnes Gold le dio otra gran alegría al turf uruguayo en la Argentina ganando el sábado en San Isidro el Clásico Partícula (G2), coronando de forma ideal el sueño de Gustavo Cazalas y su equipo

Para Gustavo Cazalas la del sábado que pasó será una tarde imposible de olvidar. Criador, propietario, entusiasta y soñador, concretó aquello que comenzó a plantearse hace un par de meses: ganar una carrera importante en la Argentina con su yegua Demi Moore, y darle al turf uruguayo otro motivo de enorme alegría al cabo de un mayo que hizo historia para nuestros entusiastas hermanos, y que había comenzado con la campeona Girona Fever (Texas Fever) llevándose el 1 de mayo en Palermo el Gran Premio Ciudad de Buenos Aires (G1).

Otra vez una aventura internacional concluyó de la forma ideal para un caballo radicado en Maroñas, a esta altura, casi una saludable costumbre. Y otra vez lo tuvo como vinculante al preparador Antonio Cintra, el hombre que desde hace ya unas temporadas viaja a los Emiratos Arabes Unidos buscando trascender, apoyado por propietarios y criadores que, como Cazalas, miran más lejos. Aquí, el brasileño contó otra vez con el apoyo de Julio Olascoaga, de Valdemar Estacio de Oliveira y de Pablo Falero, en cuyo stud quedará alojada la nieta de Thunder Gulch.

La hija de Agnes Gold fue imparable cuando atropelló en la recta final para imponerse en el Clásico Partícula (G2-2200 m, césped pesado) y así cumplir la primera parte del plan en esta misión. La segunda, y la más importante, será tratar de llegar con ella al Gran Premio Estrellas Distaff (G1), de fines del mes próximo también en el Hipódromo del Club Club y para el que su propietario ya adelantó que pagará el suplemento de entrada, aguardando luego un lugar, si es que no se supera el máximo de participantes.

Siempre se planteaba en qué lugar estaba parada la hípica charrúa y, a la luz de todos estos resultados, se puede confirmar que mucho más arriba de lo que podía presumirse, en un momento de mejorar la genética, la cría y siempre de la mano de sus profesionales siempre tan bien considerados, tanto en la cuida como entre los jockeys.

El cronista comete una infidencia, pero tan grande era la confianza de Cazalas en su Demi Moore, la misma que le había ganado a nuestra Escabiar (Portal del Alto) en la Longines Cup (G3) de 2021 en Maroñas, el día del Longines Gran Premio Latinoamericano (G1), que en horas de la mañana envió una foto con una torta y la leyenda: “Ya todo listo para el festejo”.

“Vengo a ganar, sino no vengo”, diría luego el dueño del Haras La Concordia, hoy más reducido en su estructura y que en poco tiempo logró establecerse entre los mejores en Uruguay. Y tenía razón. Para conseguir el objetivo tuvo una Demi Moore que si hubo algo que mostró fue clase, acomodándose a un desarrollo en el que Cinquetti (Catcher In the Rye) ensayó la “táctica Menino do Río (Fortify”, aunque sin la misma efectividad, pus durmió las acciones.

Ante parciales de casi 54 segundos para los primeros 800 metros, Demi Moore vino algo enojada, lógico, pues corre entretenida. Pero allí entró en escena otra parte de su estupendo equipo: José Moura da Silva, el jockey que la serenó y que, en plena recta, fue astuto para encontrar rápido un carril por el centro de la pista por el cual proyectar a la alazana, que respondió arrancando fuerte y parejo para terminar derrotando por 1 1/2 cuerpo a Ballado’s Beach (Treasure Beach), con Miss Leah (Fortify) en tercera posición al pescuezo, todo tras 2m22s30/100.

Hubo abrazos (Cazalas cruzó el charco acompañado por toda su familia), llantos, el querible “¡Uruguay Nomá!” y hasta una bandera que dos señoras de Salto y que se enteraron que corría la yegua prestaron a los ganadores tras verla ganar. Fue todo pura emoción, de esas distintas, de las que dan las movidas arriesgadas.

Demi Moore ganó el Partícula y después de muchos años un caballo uruguayo se alzó con un clásico en San Isidro, desde que allá por diciembre de 1992 Mount Royal (Admiral’s Launch) con Jorge Ricardo diera la nota en el Anchorena (G1) con la chaquetilla de Los Apamates. Fue delirio y alegría, a corazón abierto. El premio que vinieron a buscar.