En Monterrico, el hijo de Southdale saltó a los primeros planos en el último suspiro; Nuremberg, candidato, terminó tercero

LIMA, Perú (Especial para Turf Diario).- Más de una emoción dejó como saldo el Gran Derby Nacional (G1-2400 m) del 2020. Por un lado, el salto al estrellato de un potrillo que había figurado como actor de reparto de esta generación. Por otro, la caída de un favorito al que el público le pedía una victoria que los hiciera soñar con un cuádruple coronado en el turf peruano.
Pero la milla y media del Derby es exigente. Y Nuremberg (Southdale), el potrillo que había deslumbrado en las dos primeras coronas de la hípica peruana, vio cortada su racha triunfal en la carrera más importante del año, no solo por lo dura de la carrera en sí, sino también porque se estrelló frente a un potrillo que se superó mucho y terminó siendo mucho más rival en 2.400 metros que en milla o dos mil metros, distancias en las que lo había superado.
La contundencia que no lució Nuremberg sí la mostró Novillero (Southdale). Su hermano paterno apareció luciendo una atropellada sostenida en toda la recta final y le dio la razón a su preparador Juan Suárez cuando declaró que iba a ser más rival de lo que muchos creían, pese a ser un no ganador. Que la distancia era la que mejor le acomodaba.
Sin embargo, Novillero no solo encontró en la distancia a su mejor aliado. Tuvo en su silla a un jinete como Martín Chuan, que le puso la vida misma en el final, buscando el espacio perfecto hacia los palos –cuando el puntero Ojo del Milagro (Arg-Mastercraftsman) dejó libre el sector– y empezó a descontar ventaja, pegando con la izquierda y luego con la diestra, remando y mandando, motivado por los sentimientos que le debe haber dado dedicar esta victoria a la memoria de sus padres, fallecidos en distintas fechas en menos de seis meses.
De ahí sus lágrimas, comprensibles, de felicidad y tristeza a la vez. Cuántas cosas deben haber pasado por la cabeza del líder de la estadística al momento de retornar, ingresar al herraje de vencedores y no tomarse la foto de recuerdo con aquellas personas que, desde niño, siempre lo motivaron a no dejar de luchar por sus sueños.
La victoria de Novillero fue también producto de un trabajo en equipo. Juan Suárez alcanzó su octavo triunfo en la prueba máxima y quedó a uno solo de poder igualar la hazaña de su padre, también Juan, líder histórico en el Derby Nacional. Sin embargo, con este potrillo podrá darse el lujo de decir que lo recuperó de uno problema de hemorragia nasal y lo hizo salir de perdedor nada más y nada menos que en la Cinta Azul, algo que solo habían logrado Ruso (Pegaso) en 1917 y Huracán Américo (USA-Drosselmeyer) en el 2016.
También es el triunfo del Stud Black Label y del Haras Rancho Sur. La caballeriza repitiendo el éxito que logró mediante Koko Mambo (Apprentice) en el 2009 y el criadero alcanzando por primera vez la victoria en la prueba máxima del turf, premio a la afición y esfuerzo de Hernán Guembes e Ignacio Larco, respectivamente.

OJO DEL MILAGRO Y NUREMBERG, CAYENDO CON HONORES
Si Novillero y Chuan se llevan los elogios, Ojo del Milagro y Nuremberg también merecen palabras de reconocimiento. El primero, con Renzo Rojas en la silla, fue capaz de cargar con el peso de la carrera, en parciales a su antojo (1.200 en 1min17s0 y 1.600 en 1min46s0), que lo fueron consolidando como un puntero sólido, capaz de soñar con una victoria en el Derby Nacional (G1) de punta a punta.
Estuvo cerca de lograrlo. En la recta final controló a Nuremberg, le neutralizó la atropellada y en ese afán de buscarlo en la definición abrió sus líneas –estaban muy separados– descuidando ese sector de los palos que terminó siendo el callejón para que Novillero atacara por dentro y cobrara en el espejo.
Ojo del Milagro dio el salto de la grama a la cancha de tierra y estableció, de alguna forma, un paralelo con lo que podría significar un choque de los areneros contra el también argentino Gran Caroso (Mastercraftsman) en el Gran Premio Nacional (G1-2600 m, césped), aquel potrillo que le ganaba a su compañero de cuadra por poco sobre el óvalo verde y con el que volverá a hacer dupla en el cierre de la Cuádruple Corona Nacional, esta vez frente a Novillero y Nuremberg.
Este último también cayó con honores. Quedará la duda de qué hubiera pasado si Carlos Trujillo, su conductor, iba a buscar al puntero con mayor determinación en los 1000 finales, allí cuando venía en su persecución y le acortó ventajas, pero luego lo aquietó, esperando unos segundos para volver a la carga.
Si el avance hubiera sido sostenido tal vez hubiera empujado un poco más al puntero, invitándolo a una definición más adelantada y distanciándose del grupo. Tal vez hubiera muerto en su ley prematuramente y no dando todo hasta el último segundo. Finalmente, una cabeza lo separó de mantenerse en ruta hacia la Cuádruple Corona.
De los demás, ya alejados, hay poco que decir. Ni Bella Unión (Kung Fu Mambo), ni Quinta Nota (USA, Tale Of Ekati) estuvieron a la altura y ratificaron que las potrancas de esta generación sí estuvieron algunos peldaños debajo de los potrillos.
Así fue el Derby Nacional (G1) 2020, con una serie de emociones encontradas, con una llegada que se recordará por años y con un ganador, sorpresivo hasta cierto modo, que logró su primer triunfo en esa carrera mágica, donde todo puede suceder.

Néstor Obregón Rossi

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