El entrenador recibió hace pocos meses al hijo de Equal Stripes y lo convirtió en G1

Eduardo Accosano no es de los entrenadores que lucen casi siempre en la cartelera. Flaco y alto, de allí que en su entorno le digan cariñosamente “Palito”, el hombre siempre se las arregla para aprovechar las oportunidades que los propietarios arriman a su caballeriza de San Isidro, y con Equal Miller se dio el gran gusto de festejar en un G1.

“Estoy muy contento, ganar este tipo de carreras siempre es importante para un entrenador, más si se trata de uno chico, como soy yo. Es el fruto del trabajo de todos los días de un equipo que está muy unido, y en el que participan mi señora, mi yerno y los peones, que son como de la familia. En un momento así no quiero olvidarme de destacar de Iván -Monasterolo, el jockey -,  que está montando todas las mañanas mis caballos y hoy hizo un gran trabajo”, deja, con una sonrisa que tardará varios días en borrarse de su cara.

En poco tiempo fue capaz de transformar ese hijo de Equal Stripes que le llegó a este Equal Miller que deslumbró sobremanera quedándose con el Gran Premio Palermo: “El caballo me llegó con 4 años y sin debutar, no se los motivos de porque no corrió de potrillo, me imagino que alguna cosita debe haber tenido, pero no la sé. Debutó ganando pero molestó y lo distanciaron, lo que fue un poco una frustración porque de mañana había demostrado que pintaba para ser un caballo importante. Después lo corrimos 1400 y ganó bien y después lo anotamos la milla y ganó mejor todavía, en 1m33s y pico en esta pista y de punta a punta, lo que confirmó la opinión que siempre tuvimos de él”.

Entre el empuje de su gente y su postura de no escaparle a los desafíos, a Equal Miller le llegó la oportunidad de su vida en el Palermo. Es el propio profesional el que da los detalles: “Tal vez mi entorno tenía una opinión superior a lo que yo pensaba del caballo, porque en general yo no soy de los tipos que dicen que tal o cual es un crack porque ganó un par de carreras bien. Pero me convencieron de ir por el premio mayor junto con el propietario, que dejó en nuestras manos la decisión. Andaba muy bien y no soy de sacarle el cuerpo a las carreras importantes, si lo peor que te puede pasar es que te ganen… El caballo nos demostró que estábamos en lo cierto. Tiene mucha calidad, es manso, y hace todo bien, como los buenos, una situación que te facilita mucho el trabajo, además de que es hijo de Equal Stripes, que por lo general son de carrera”.

Las expectativas con Equal Miller no se quedan en lo que sucedió este vierne, ahora la idea es ir por la consagración definitiva: “Vamos a evaluar cómo sigue esta historia, pero casi seguro que probaremos en el césped para en el Anchorena (G1) de diciembre. Si ya superamos este desafío, bienvenido el próximo porque mi caballo demostró que es bueno, y no creo que en césped sea diferente…”.

Simón Mitagstein