Por más que el turf recibiera hoy la autorización para correr, son muchas las variantes que complicarían llevarlo a la práctica

La situación del turf argentino se va tornando insostenible. Todos los sectores están envueltos en una preocupación gigantesca y la actividad, si sigue por este camino, se dirige sin freno hacia un colapso histórico. Superados largamente los dos meses sin competencias, la economía interna cruje en todos los niveles y la incertidumbre empieza a alterar los ánimos.

La anticipada reunión entre Gustavo Posse, Intendente de San Isidro, los representantes de la industria y Carlos Bianco, Jefe de Gabinete bonaerense, ahora se espera llegue la semana próxima. Pero, ¿el encuentro alcanzará para aclarar el panorama? Da la sensación que no del todo. 

¿Por qué? Porque más allá de que la provincia de el visto bueno, para que la campana vuelva a sonar y las gateras se abran, deberán unirse otros eslabones de una cadena de problemas todavía bastante complicada de sortear.

Veamos, por ejemplo, el tema de la marcha atrás en la apertura de las agencias en el terreno de Buenos Aires es una situación que, de no solucionarse, jugará en contra de la reactivación. Un amplio porcentaje de las apuestas proviene de esos locales, y será bien necesario su aporte.

Siguiendo por el camino del juego, el telefónico móvil todavía está en vías de desarrollo y no hay una fecha estimada sobre cuando podrá estar disponible (se estima entre 90 y 120 días). El telefónico fijo, en cambio, sí es algo en lo que San Isidro ya avanzó bastante.

Si se habla de boletos y máquinas venta pago, que la Lotería de la Provincia todavía tenga su edificio casi deshabitado es otro motivo de preocupación. En lo referente al Hipódromo de La Plata, ningún nombramiento se ha hecho efectivo. ¿Alguien va a trabajar en caso de poder sin tener la “confirmación oficial” de su puesto?

Los protocolos de salud todavía no tienen aprobación, y, si bien se cree que el tema es un trámite, quedó claro con el caso uruguayo que lejos está de ser así. Aunque, en esta escalera de trabas sería, quizás, el mal menor.

El Stud Book es otro foco de conflicto. No está trabajando y sin su presencia y accionar es imposible lleva adelante una reunión de carreras. Además, se dice que sus empleados no cobraron aún sus sueldos y que una especie de “paro” estaría vigente.

Y llegamos así a la madre de todos los problemas. El fondo de reparación, la enorme deuda del Estado y los premios. En la reunión que se viene una de las solicitudes será la del pago del dinero adeudado, cifra superior a los 600 millones de pesos. Del otro lado habrá una respuesta que ya sonó varias veces durante todo este tiempo de inactividad: no hay plata. Entonces, si Lotería no suelta el dinero que por Ley le corresponde al turf, la actividad deberá sentarse a pensar qué hacer.

Las recompensas se componen mayormente de lo correspondiente al fondo, de otra forma serían conformadas con el 9 por ciento de las apuestas, una cifra que, en un principio y de arrancar la historia, sería ínfima. 

Si este punto no se soluciona, al menos en lo referente al Jockey Club, habrá que ver si abre sus puertas para correr a pérdida. Diferente es la situación platense, que, como dependencia estatal, hay “detalles” que podría no tener en cuenta. 

Como se puede apreciar, el regreso no es nada sencillo. Y ni que hablar en el caso de Palermo, que, además de todos estos problemas, está virtualmente enfrentado con la Lotería de la Ciudad de Buenos Aires, no tiene aprobado aún el juego telefónico móvil y ve improbable la apertura de sus sectores de tragamonedas, como mínimo, antes del mes de septiembre, siendo este el principal aporte para dotar a sus carreras de premios…

Diego H. Mitagstein