La caballeriza publicó un comunicado en el que “justifica” su accionar y acusó que “cierto poder oculto en los escritorios puede manejar los resultados”

Cuando se advirtió en las redes sociales un descargo por parte de los allegados a la caballeriza Mamina rápidamente surgió la necesidad de leerlo, para conocer sus puntos de vista y opiniones. Sobre todo, la idea era encontrar allí un reconocimiento de que lo ocurrido jamás debió haber sido así. Sin embargo, lejos de un pedido de disculpas, la misiva redobló la apuesta y realizó acusaciones que suenan bastante irreales, casi que dando a entender que los demás están todos equivocados y su pensamiento es la realidad abosluta que “todos los demás comparten”.

Tras los inéditos hechos de violencia que sus propietarios y amigos protagonizaron luego del distanciamiento de El Musical (Il Campione) en el Gran Premio Jockey Club, lo mínimo que podía esperarse era pedir un perdón gigante por el daño causado a la hípica ante el escándalo vivido, pero no fue así, lamentablemente.

De movida, desconoce la reglamentación a la que cualquier propietario queda sujeto al competir en cualquier hipódromo -del país o del mundo- y que depende de las decisiones adoptadas por la comisión de carreras y el comisariato, y que las mismas son inapelables, considerando que le quitaron de las manos el orgullo que significa alcanzar un triunfo de la magnitud de un Gran Premio Jockey Club.

Se argumenta que “todos y todas los asistentes pudieron observar atónitos como desde la oscuridad de un escritorio, desde el anonimato, sin razones ni fundamentos serios, cometiendo una flagrante injusticia para beneficiar a algunos” se distanció a El Musical. 

Ni todos ni todas coincidían en si el distanciamiento era correcto, ni los escritorios son oscuros ni existe anonimato (es cuestión de leer el proframa oficial…). 

Según la carta “se manipuló el resultado de una forma escandalosa” e instan a las autoridades a abrir una instancia de diálogo, cuando en la misma suspensión que se le aplicó a la divisa se les dio el derecho a presentar un descargo. 

Eso sí, de reconocer que lo que pasó no debió haber pasado, nada…