Después de 6 años una yegua volverá a competir en la carrera más prestigiosa de Sudamérica; Potri Pe, en 1992, la última ganadora

En tiempos en los que el feminismo gana terreno atropellando fuerte, las carreras de caballos se suman a la movida. Después de 6 años una yegua correrá el Gran Premio Carlos Pellegrini (G1), buscando cortar una racha de 26 temporadas en las que los machos fueron dominadores de la prueba más importante del continente.

Fue Potri Pe (Potrillazo), en 1992, la última de las chicas que consiguió alzarse con la copa más preciada, siguiendo los pasos de Sibila (Orbit, 1910), Mouchette (Pietermaritzburg, 1911 y 1912), Enérgica (Cyllene, 1913), Dijital (Calepino, 1915), Ocurrencia (Val D’Or, 1916), Lyda (Picacero, 1927), Cote D’Or (Sandal, 1933), La Mission (Congreve, 1940), Doubtless (Cute Eyes, 1947), Vit Reina (Vitelio, 1965), Rafale (Court Harwell, 1967), Snow Figure (Snow Cat, 1970) y la brasileña Immensity (Zenabre, 1983). Ahora, la responsabilidad será toda de Joy Canela (Fortify), la mejor potranca de 2019 y que intentará mezclar su indudable potencial con el beneficio de cargar apenas 51 1/2 kilos.

Si se analiza la historia reciente de las yeguas en el Carlos Pellegrini, asombra conocer el dato que desde 1988 a la fecha fueron apenas 22 las que fueron por la gloria máxima, siendo 9 de ellas representantes extranjeras.

Potri Pe logró el objetivo buscado, pero hubo otros dos nombres que quedaron bien cerca de conseguirlo. En 1989, Penita (Pepenador) caía en un final memorable por apenas media cabeza ante el campeón Cacao (Cipayo), mientras que en un más cercano 2006 la peruana Shuaily (Shuailaan) casi daba la sorpresa al perder por apenas 3/4 de cuerpo ante el bicampeón Storm Mayor (Bernstein).

Hubo dos versiones del Pellegrini en el plazo estudiado que contaron con 3 yeguas en sus partidores. Cuando ganó Potri Pe, la también peruana Femme Fatale (Clarísimo) llegaba décimo segunda, justo por delante de una corredora excepcional como Luck (Kasteel).

En tanto, en la versión de 1996 se repitió el triplete de actuaciones para las yeguas, aunque en esta ocasión con menos suerte. La mejor colocada fue la brasileña Oriental Flower (Clackson), que terminó octava; en tanto, las dos fuertes cartas locales que eran La Soberbia (Octante) y la pequeña Potrinner (Potrillazo) eran novena y décimo sexta, respectivamente.

En otros 3 Pellegrini fueron dos las yeguas que tomaron parte. En 1998, con Montubio (Mountdrago) haciendo las veces de héroe, la alazana Brilliantly (Major Gundry) terminó décima, con Nicanvita (Nicante) llegando décimo cuarta y rindiendo bastante por encima de lo que podía pensarse por su sport: 252.

En 2003 se repitió la historia, con la brasileña Lazurita (Bin Ajwaad) era octava de su compatriota Gorylla (New Colony), con Virginia Fitz (Fitzcarraldo) en vigésimo segundo lugar. Por último, en 2005, la peruana Immortalite (Apprentice) quedaba quinta en la primera consagración de Storm Mayor, con Classic Plus (Alpha Plus) en undécima colocación.

Kiyo Amy (USA-Fast Gold) fue quinta en 1993, y dos años más tarde Indianita (Friul) llegaba séptima en “La Gran Final”. En 1997 la crack Sea Girl (USA-Royal Roberto) no tenía suerte al quedar décima, y al año siguiente Potrizaris (Potrillazo) corriá fenómeno finalizando cuarta. La chilena Crystal House (Golden Voyager) fue otra de las yeguas que quedó a las puertas de la gloria en el Pellegrini, siendo tercera en 1999 tras aquél cierre memorable con Asidero (Fadeyev) y Litigado (Kitwood).

Jumbalaya (Pure Prize), décimo novena en 2011; la peruana Melissa (Apprentice), décimo quinta en 2012; y la uruguaya Generosidade (Nedawi), sexta en 2013, fueron las últimas 3 yeguas que se animaron en el Pellegrini, aunque con resultados ambiguos.

Como puede apreciarse en este breve recorrido histórico, para las yeguas ha sido bastante complicado imponerse a los machos en el Pellegrini, en comparación con lo que se daba a principios de siglo, cuando la situación era moneda corriente.

Ahora estará depositada en Joy Canela la ilusión de las chicas y la responsabilidad de afirmar el movimiento feminista en la pista de césped del Hipódromo de San Isidro. Seguro, pero seguro, que para la campeona del Stud Puey la hinchada será grande y bulliciosa…