El crack murió este viernes a sus avanzados 31 años en Lane’s End, Kentucky; un caballo perfecto que supo hacer todo bien

Parecía que era tan especial que ni el paso del tiempo podía “ganarle”. Sin embargo, este viernes, A.P. Indy, el último gran gigante, no pudo con esa carrera implacable para dejar su box vació en Lane’s End y emprender el inexorable camino hacia la Olimpo hípico. Tenía 31 años.

Vaya si se extrañará su presencia; ya no será lo mismo una visita al haras de los Farish en Midway, Kentucky. Llegar y encontrarlo dominante, como siempre, en ese piquete gigante -el primero, frente al edificio principal- que hizo suyo hace 27 años para desde allí transformarse en un padrillo emblemático, en un Jefe de Raza único.

En realidad, A.P. Indy recorrió el camino de la vida con perfección. Hijo de Seattle Slew, un ganador de la Triple Corona, en una madre Secretariat, otro ganador de la Triple Corona, fue precio máximo en el ring, campeón en las pistas, un reproductor irrepetible y fundador de una línea paterna de las más exitosas en estos tiempos. ¿Qué más se le podía pedir? Incluso, hasta premió a los burreros del mundo disfrutando de la vida hasta una edad tan avanzada.

Criado por William S. Farish y William S. Kilroy, A.P. Indy fue un caballo que impactó desde potrillo, vendiéndose en el precio máximo de 2,9 millones de dólares en las ventas de yearlings de julio en Keeneland para Tomonori Tsurumaki. Puesto al cuidado de Neil Drysdale, y con el “update” importantísimo del triunfo de su hermano materno Summer Squall (Storm Bird) en el Preakness Stakes (G1) de 1990,  el zaino fue cuarto en su debut a los 2 años en Del Mar, actuación tras la que se lo operó para quitarle un testículo que no había descendido.

De regreso, consiguió siete victorias consecutivas, saliendo de perdedor para luego sumar un allowance y empezar una cosecha gradual que incluyó el Hollywood Futurity (G1), el San Rafael Stakes (G2), el Santa Anita Derby (G1), el Peter Pan Stakes (G1) y el Belmont Stakes (G1).

La racha se cortaría con un inesperado quinto lugar en el Molson Export Million Stakes (G2) y luego llegaría otra derrota, cuando quedó tercero en la Jockey Club Gold Cup (G1). Sin embargo, el crack tendría un retiro a lo grande superando a Pleasant Tap (Pleasant Colony) en el Breeders’ Cup Classic (G1), victoria que le aseguraría los honores como Caballo del Año y Campeón 3 Años Macho en los Estados Unidos.

Con un récord de 11-8-0-1 y ganancias por 2.979.815 dólares, A.P. Indy fue retirado e ingresó como padrillo para 1993 en Lane’s End, donde abriría quizás su etapa más brillante. De ahí en adelante su generosidad fue increíble, produciendo 156 ganadores clásicos, 30 de ellos de G1, y 12 campeones.

Pulpit, Mineshaft, Rags to Riches, Bernardini, Honor Code, Tempera, Marchfield, Congrats, Malibu Moon, Flatter, Royal Indy, Runup the Colors y Tomisue’s Delight fueron algunas de sus crías más destacadas.

Los números dan respaldo al legado del crack, que fue líder de la estadística de reproductores en 2003 y 2006 y cuyo servicio tuvo un precio máximo de 300.000 dólares. En el ring de ventas fue un suceso fenomenal; según equineline.com, 374 de sus hijos fueron ofrecidos en remate público, alcanzando un promedio fabuloso de 533.391 dólares, siendo el tope marcado por un macho en la G1 Balance (Thunder Gulch), adquirido en US$ 4.000.000 por el Besilu Stables.

Si como padrillo A.P. Indy dejó una huella profunda, tanto con su línea paterna cuanto como abuelo materno es hoy uno de los nombres más importantes. Con Tapit (Pulpit) como el gran continuador de su rama, el gran caballo de Lane’s End es abuelo de 215 titulares clásicos (101 de grado), sobresaliendo en esa lista nombres como los del “Derby Winner” Super Saver (Maria’s Mon), Cloud Computing (Mclean’s Music), Royal Delta (Empire Maker), Game Winner (Candy Ride), Plum Pretty (Medaglia D’Oro), Senga (Blame) o Wait a While (Maria’s Mon).

“Es con extrema tristeza que anunciamos la muerte de nuestro amado A.P. Indy. Ocurrió en su box de siempre y en paz. Sus logros son innumberables y su legado perdurará a través de sus hijos, hijas y nietos alrededor del planeta por muchos años. Fue el más importante y popular miembro del equipo de Lane’s End y agradecemos a todos quienes lo amaron durante todo este tiempo”, fueron las palabras elegidas por la cabaña para despedirlo.

A.P. Indy, que estaba retirado de la cría desde 2001,  fue un caballo único, sensacional, al que todos extrañarán. Ya no serán lo mismo para los hípicos las visitas al haras donde el crack vivió por tantos años. Las fotos darán lugar al tributo, al homenaje sentido y sincero que un campeón como él se merece.

Diego H. Mitagstein