El hijo de Storm Surge fue el único que se salvó del aplazo en la central sabatina de Palermo

Preocupa el nivel de los fondistas en los clásicos intermedios en Argentina. Hace tiempos son carreras dañadas por la programación y por la “imposición” de los hipódromos de no poder forjar a nuestros stayers en condicionales, como sucedió toda la vida. Con premios malos y calendario peor, muchos ya ni las miran porque mayormente es trabajar para hacerse malasangre con una anulación.

Así, terminan dándose espectáculos pobres como el que ofreció ayer Palermo con el Clásico Ayacucho (G3-2500 m, arena), donde salvo por la actuación de Keen, el ganador, lo de los otros 5 participantes no estuvo a la altura. Después de su cuarto en el Dardo Rocha (G1) platense, el hijo de Storm Surge e Itatiana (Intérprete) fue 3 cuerpos mejor que Vertical Dubai (E Dubai) para lograr la mejor victoria de su campaña, estableciendo una marca de 2m40s80/100, mala, aunque con el atenuante de una cancha imposible de brava.

Hoy no hay opción. Si se quiere correr la distancia, habrá que salir de perdedor y mezclarse en los clásicos, handicaps o especiales, “quemando” caballos antes de tiempo, sin permitirles adquirir el pulmón paulatinamente. Es ir al choque. La otra, es ni pensarlo y quedarse entre las milla y los 2000 metros, donde sí hay algunas opciones más, aunque no tantas. Cuando se triunfa en dos o tres ocasiones son los propios hipódromos los que empujan a la caballada a chocar en otros niveles, en una zancadilla a su desarrollo natural, anulando cada común que tengan al alcance de la mano para vencedores múltiples.

Keen zafó del aplazo en el Ayacucho, pero ni el zaino de Omar Labanca ni los otros participantes tienen tampoco la culpa. No hay un trabajo para hacerlos mejores; o al menos para intentarlo.