Finalmente se conoció el valor del salto del crack, que desde el lunes estará disponible para inspección en el Lane’s End Farm

LEXINGTON, Kentucky (De un enviado especial).- Quedaba otra pregunta por responder alrededor del crack Flightline: cuánto iba a costar su servicio. Este miércoles se supo, finalmente, que aspirar a una de las montas del brillante ganador que tuvo el último fin de semana el Breeders’ Cup Classic (G1) costará 200.000 dólares, cifra que lo ubica entre los más caros en los Estados Unidos y en el mundo.

Una acción del hijo de Tapit se había subastado en 4.600.000 dólares el lunes en Keeneland, y eso sirvió para que los miembros de la sociedad se inclinaran por la punta superior de lo que se venía barajando, por encima de los US$ 100.000.

El precio de Flightline es el mismo que se determinó para American Pharoah (Pioneerof the Nile) cuando fue retirado en 2016 para servir en el Ashford Stud de Kentucky, tras ganar el año anterior la Triple Corona y el Classic, casualmente, también en Keeneland. El detalle fue que por ese dinero podían cubrirse 2 yeguas, llegando a un total de 208 vientres en esa primera temporada. Blood-Horse informó que el primer caballo que ingresó a la reproducción a 200.000 dólares fue Devil’s Bag (Halo), Campeón 2 Años de 1983.

Flightline fue criado por el Summer Wind Farm, y corrió para esa cabaña en sociedad con el Hronis Racing, el Siena Farm, el West Point Thoroughbreds y el Woodford Racing, a los que luego se sumó Lane’s End, donde el zaino empezará su trabajo como padrillo a partir de febrero próximo.

Además del Breeders’ Cup Classic, Flightline ganó el Pacific Classic (G1), el Metropolitan Classic (G1) y el Malibu Stakes (G1), totalizando 4.514.800 dólares en premios. Con los 139 puntos de rating que se le aplicaron después de su victoria en la primera de aquellas carreras, Flightline acaba de consagrarse como el mejor caballo del mundo en  2022, de acuerdo al Longines World’s Best Racehorse Rankings.

Terminó la historia de Flightline en las pistas y ahora arranca una nueva, diferente y, quizás, hasta mucho más exigente. Después de semejante campaña, con el precio de su servicio, su físico y su genética , el caballo está “obligado” a responder, y el apoyo inicial será fundamental. Por aquí, ya se dice que tiene 200 yeguas ya en su libro.