Nacido en Canadá, pero puro argentino, el jockey Alexander Marti disfruta de su mejor momento; el domingo ganó 5 carreras en Hastings, Vancouver; su historia

Alexander Marti tiene 28 años, y seguramente la gran mayoría en Argentina no esté al tanto de que es uno de los nuestros. Nació en Canadá, es cierto, pero a los 5 meses desembarcó con sus padres en Mendoza para crecer a los pies de la Cordillera y enamorarse de los caballos y del turf después de visitar el hipódromo.

Fue peón, entró a la escuela de aprendices y allá por 2010 empezó a alternar entre su provincia, San Juan -donde cruzó por primera vez el disco- y La Punta, en San Luis, su estadística cuenta 8 primeros. A sonrisa plena dice: “Estoy invicto en Palermo: corrí una y gané 1, con Río Hermoso (City Banker), en el Provincias Unidas de 2016.

Como tantos chicos, un día en 2011 se le cruzó la posibilidad de viajar al exterior a probar fortuna, la tomó, y allí está, haciéndose camino al andar, alternando entre el inglés y su querida Mendoza, y, como el mismo dice, ahora que está más grande y maduro, “tratando de afianzarme”.

La voz suena feliz del otro lado del teléfono, en una reacción casi natural para cualquier argentino que está lejos de casa. Se lo nota feliz a Alexander Marti, que el último domingo vivió su día de gloria: ganando 5 carreras en una misma reunión en Hastings, la pista donde compite, en Vancouver, su casa, todas en pareja con un entrenador distinto, Una rareza.

Cuenta que hace calor, que es una circunstancia rara por la fecha, y se presta amablemente para la charla con el cronista, mezclando su historia con el buen momento por el que atraviesa, “el mejor”, como el mismo confiesa.

“Me volví loco el día que fui por primera vez al hipódromo, y ya no me fui más de este mundo. A los 17 años corrí mi primera carrera e hice mucha experiencia por mi zona, hasta que un día mi tío, que vive en Canadá, donde yo nací, me dijo que si me quería ir a probar suerte él me pagaba todo. Ni lo pensé, armé la valija y me fui. Fue en 2011, tenía 19 años, era un pibe”, lanza, de arranque.

Logró ganar 4 carreras en su primer año en su temporada debut, cifra que al año siguiente trepó hasta los 27 discos, alcanzados en un puñado de meses, que es lo que dura la temporada. “No tenía agente y en 2013 dejé de ser aprendiz, porque acá es por tiempo, no por carreras. Por desgracia me accidenté, no pude terminar la temporada y, como cada vez, me volvía para Mendoza para estar un poco con los míos”.

La pandemia, para su suerte, no ha golpeado grande en Vancouver. “Acá es vida casi normal, no tuvimos cuarentena. Pero en Toronto sí se sintió”, dice, antes de retomar su “tabulada”. “En 2015 estuve todo el año aquí y me volvió a ir muy bien, pero entre 2016 y 2017 pasé en Mendoza. Ya en 2018 regresé para afincarme en Woodbine, pero casi no monté, y el año pasado, que estuve otra vez en Hastings, tuve toda la mala suerte del mundo porque me caí a la mañana una semana antes del comienzo del mitín y me perdí un mes y medio; cuando me recuperé empecé a correr finalmente, pero otra vez rodé y me quebré la clavícula. Pero ahora, a pesar de la pandemia y de las dificultades y los cortes de actividad, estoy en mi mejor momento. Es como que también senté cabeza y me propuse ser mejor. Ahora nos quedan 6 reuniones acá y después voy a volver a Toronto para probar, pero en las fiestas estaré en casa… Tira…”.

Alexander tuvo también alguna experiencia galopando en Gulfstream Park, y por supuesto que sueña y tiene en sus planes llegar a competir en algún momento en los Estados Unidos. Dice que con correr el Kentucky Derby se conformaría, pero que “Siempre quise ganar y correr un Pellegrini, es mi sueño: correr en Buenos Aires es mi sueño”.

Está sólo en Vancouver, y reconoce que la vida no es fácil, aunque su hermana Shirley y su tío Enrique Sosa le hacen el aguante desde Toronto, son su apoyo. Le agradece al ex jockey Sergio Lescano por la mano que le dio cuando llegó y anticipa que pronto quizás un compatriota y colega lo acompañe, “Aunque argentinos casi que no hay. Estuvo Denis Araújo por acá, pero uruguayo”.

La charla vuelve a girar sobre sus cinco victorias del domingo y la consulta es sobre si tuvo trascendencia. Contesta: “La verdad que sí, me felicitó todo el mundo, me llamó todo el mundo; aquí, desde Toronto. Tuvo afortunadamente repercusión y me ofrecieron muchos más caballos para montar, por suerte”.

La charla va llegando a su fin y Alexander Marti agradece el contacto y el interés y aprovecha para mandarle saludos a todos los suyos. “Ojalá abran el ingreso y pueda pegarme la vuelta como siempre para fin de año, casa se extraña mucho. Mientras tanto trabajaremos con ganas para seguir haciendo buenos ‘negocios’. Lo que sí, ahora me voy a tener que poner como meta ganar seis carreras el mismo día, porque cinco ya gané…”. Una sonrisa es el mejor telón para la entrevista….

Diego H. Mitagstein