Mikki Black mantuvo su invicto ganando el Fuyo Stakes en Nakayama y sobre 2000 metros

Las yeguas argentinas suelen acercar satisfacciones desde el lejano Japón, el destino de muchas de nuestras mejores corredoras cada temporada. Frescos están aún los grandes triunfos que consiguió Satono Diamond, el hijo de Deep Impact y Malpensa (Orpen), pero ya empiezan a surgir nuevas figuras vinculadas con nuestra hípica entre los dos años en el país del sol naciente; otras ilusiones para seguir teniendo protagonismo.

Mikki Black ya da que hablar, con el dato muy importante de ser hijo de Black Tide -un propio hermano de Deep Impact- y la ganadora de G1 Malacostumbrada (Lizard Island), que en Palermo abrazó la gloria en el Gran Premio Gilberto Lerena (G1) antes de ser exportada.

El zaino ganó debutando sobre 1800 metros en el césped de Hakodate a principios de julio, y acaba de volver a la acción tras larga pausa con una labor prometedora. Conducido por el francés Christophe Lemaire, se impuso el último domingo en el Fuyo Stakes (2000 m, césped), en Nakayama, al cabo de 2m1s3/5 y por 3/4 cuerpo sobre Bozzhira (Deep Impact).

Lemaire lo mantuvo apartado de los primeros planos en el comienzo, pero se ubicó segundo en la mitad del recorrido, dominó al pisar la recta y luego contuvo sin mayores inconvenientes la atropellada de Bozzhira.

Vendido de destete en importantes 592.653 dólares, Mikki Black quedó listo para enfrentar las carreras selectivas que se vienen con buena opción. Criada por el Haras La Pasión, Malacostumbrada corrió para el Stud San Jupe y fue preparada por José Luis Palacios. En su campaña, antes de quedarse con el Lerena, se impuso en el Handicap Año Nuevo para luego vencer por 4 cuerpos a la G1 Candy Nevada (Pure Prize) en el Juan Shaw (G2) de San Isidro.