El mejor caballo del mundo hizo de su paso por Churchill Downs un festival de clase

LOUISVILLE, Kentucky (Especial para Turf Diario).- “Hoy puedo decir que le podré contar a mis hijos que la vi correr a Enable”. La frase, repetida, grafica todo lo que generó la enorme e irrepetible yegua inglesa en su paso por Chuchill Downs. Llegó como figura central, como imán para una serie repleta de grandes caballos, y volverá a su caballeriza de Newmarket con una hazaña más bajo el brazo y con el crédito absoluto de haber sido la responsable de cortar el maleficio y convertirse en el primer caballo que después de ganar el Prix de l’Arc de Triomphe (G1) consigue quedarse con el siempre durísimo Breeders’ Cup Turf (G1-2400 m, césped, US$ 5.000.000).

La hija de Nathaniel les gana desde las mañanas previas, los apabulla en la redonda y nunca se deja alcanzar en la pista. Es la mejor, sólo los “especialistas” pueden no considerarla así y mostrarla lejos en un ranking mundial al que los resultados le dan cachetadas semanales. Se sabe buena, está segura de sí misma y si no tuviera cuatro patas y un jockey sobre su cruz, sería una diva de Hollywood.

Te destruye cuando hay que hacer fuerza; pareciera que cuando tiene un rival al lado le susurrara al oído: “No te esfuerces, a mí no me puede ganar nada ni nadie”. Bueno, por algo perdió sólo una vez en sus 11 actuaciones. Bajo las torres gemelas de Louisville se encontró con una adversaria en ascenso, dura, de categoría, como Magical (Galileo), pero el final fue el de siempre.

Como será el magnetismo que genera Enable que ni siquiera la presencia de 3 caballos sudamericanos pudo hacerle sacar los ojos de la reina al cronista. Por supuesto que si Robert Bruce (Fast Company), Hi Happy (Pure Prize) o Quarteto de Cordas (Rock of Gibraltar) hubieran andado cerca, otra habría sido la historia, pero todos tuvieron complicaciones difíciles de manejar y que los vieron terminar séptimo, noveno y décimo, respectivamente, bastante alejados.

Robert Bruce nunca estuvo en carrera, vino lejos y llegó lejos; le puso “cero onda”, pero la cancha no lo ayudó. Hi Happy trató y trató sobre un piso en el que todos sabían que sería imposible se afirmara. Aún así, llegó a la recta adelante luego de correr cerca, aunque cuando Magical y Enable se cortaron adelante ya no pudo más y perdió fuerza irremediablemente. Y para Quarteto de Cordas se dio la lógica, con unas pocas semanas aquí, no hay chance alguna de siquiera arrimar, pero sus nuevos propietarios se dieron el gusto de estar antes de su viaje a Singapur; al fin, los placeres hay que disfrutarlos en vida.

Cautivante, bella, única, Enable tuvo detrás el respaldo de una dupla que en este 2018 fue la mejor del mundo. Frankie Dettori completó el doblete en la serie que había iniciado con Expert Eye (Acclamation) en el Mile (G1) con otra de esas conducciones tan fabulosas que lo hacen el mejor jockey de todos. Y lo de John Gosden en el entrenamiento ya no tiene casi adjetivo que sea justo para calificarlo. Siendo poco técnico: es un monstruo.

Como se dijo por allí, la Breeders’ Cup 2018 estuvo repleta de figuras, pero Enable se robó el show, los titulares, las marquesinas. El tiempo podrá pasar, pero todos quienes este sábado estuvieron en Churchill Downs recordarán por toda la vida haber visto correr a uno de los mejores caballos de todos los tiempos; a un ejemplar único, perfecto, que sí parece haber estado hecho con un lápiz, al contrario de lo que dice la popular frase… Hay una noticia quizás mejor que la del propio triunfo y el espectáculo que dio: hay enormes posibilidades de que Enable siga compitiendo el año próximo. Si se concreta, el turf será bendecido.

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