La cabaña tuvo un amplio desarrollo desde la década del ’70 y hasta fines de los ’90, cuando fue liquidada

Los colores de La Colina tuvieron amplio protagonismo en los hipódromos centrales desde la década del ‘70 y hasta fines de los ‘90, cuando fue liquidado. Detrás estuvo la pasión por el caballo de Roberto Furlotti, que murió anteayer en Buenos Aires, luego de varios años de luchar por su vida.

Blanca con vivos negros y gorra roja era la chaquetilla de la cabaña que creció sobre la Ruta 6, en Buenos Aires, y que realizó importantísimas inversiones para desarrollarse, con el apoyo técnico de Carlos Moore. El campo recibió siempre visitas especiales, por ejemplo, la de Paul McCartney.

Parte de una familia con origenes en la industria vitivinícola y que luego también creció en lo textil, Furlotti disfrutó de muchos buenos caballos, como la inolvidable Ornella Top (Redtop), ganadora del Gran Premio La Mission (G1). También Ting a Folie (Careafolie), Kasfolie (Careafolie), Oh Campeón (El Basco), Kasteelina (Kasteel), Indifferent (El Basco) y Red Spring (Red Rufus) llenaron de alegría a Roberto Furlotti con sus victorias.

La Colina tuvo un aporte importante para la cría nacional con el padrillo Careafolie (Caerleon), con hijos como Campesino, Carpan, Carleata y la mencionada Ting a Folie.