El Mago de Capitán Sarmiento tenía 86 años y hace un tiempo estaba retirado de la cuida; Telescópico, Fort de France, Serxens, Storm Mayor, alguno de los caballos inolvidables a los que transformó en cracks

Juan Esteban Bianchi estaba parado, como siempre, con sus viejos prismáticos en la cuarta pista del Campo 2 de San Isidro. Había mandado a trabajar de firme a uno de los muchos caballos que por esos días entrenaba y la carta no venía respondiendo. Don Juan bajaba la vista, miraba el reloj, y volvía a apoyarse los binoculares en los ojos; repetía la “operación” sin cesar, entre nervioso y enojado; cuando su pupilo pasó la raya tenía la lengua afuera; el cuidador lo advirtió, se dio vuelta y le dijo a quienes lo acompañaban: “Encima te saca la lengua el caradura”.

Así era de exigente en su trabajo el Mago Capitán Sarmiento, que falleció en la mañana de este jueves en su casa de Martínez a los 86 años, dejando vacío un espacio gigante pero, a la vez, recuerdos a granel. Partió con don Juan uno de los más grandes entrenadores de caballos de carrera de la historia, y no sólo aquí; un hombre que cambió el paradigma, que recribió los manuales de la preparación de un SPC; el de los récords incalculables, el de las victorias para los libros; el de Telescópico y Marina; el de Fort de France…

“Empecé en el Haras El Turf, de peón, y así fui ascendiendo. Llegué a segundo capataz, después a capataz y por último a encargado del campo de los Menditeguy. Por ese entonces estaban llegando a cuida los primeros hijos de Pronto y del haras lo llamaron a Sergio Lema para que se hiciera cargo de los caballos; después de pensarlo les contestó que los tomaba si me incorporaban a mí al stud. El primer año sacamos a Uruguayana y siendo capataz de Sergio ganamos tres Pellegrini seguidos, con Indian Chief, Practicante y Uruguayo”, contaba Juan Bianchi en una entrevista producida por UTTA hace algunos años sobre su llegada al turf grande y a lo que sería su gran pasión, la cuida.

Un día, en charla con un periodista del Diario Clarín y después de que Storm Mayor (Bernstein) le diera su quinto triunfo como preparador en el Gran Premio Carlos Pellegrini, en 2006, dijo: “No lo tome como un acto de soberbia, pero a esta altura de mi vida puedo afirmar que tengo una trayectoria difícil de igualar. Telescópico, que además ganó la Cuádruple Corona, Coalsack (Algenib), Larabee (Babor) y dos con Storm Mayor”. Juan era así: sus caballos siempre podían ganar y él se sabía bueno, y no lo escondía, lo decía a viva voz. Y vaya si tenía razón.

Por sus manos pasaron cracks de todos los colores, pero cuando se le preguntaba cuál era el mejor de todos siempre echaba mano al mismo nombre: “Fort de France era una máquina de correr”. Por las de él no iba a decir que fue más que Telescópico, por ejemplo, pero en su “idioma” lo dejaba muy en claro.

Tan sabio en la preparación como sencillo en sus modos, fue también Juan Esteban Bianchi el cuidador que más empuje le dio a las jockettas en la hípica del mundo. Hablar de su dupla inolvidable con Marina Lezcano aparece rápido en la memoria, pero fue también él bajo quien crecieron otras profesionales como, por ejemplo, Gabriela Juncosa. Alguna vez comentó: “En aquél momento a la mujer no le veían condiciones para ser parte de la actividad, pero yo a Marina nunca la pude suplantar; me hizo dejar de usar el reloj en la semana…”.

Jorge Viego y su hermano Carlos en algunos momentos lo reemplazaron en los programas, pero todos sabían que detrás de esos nombres estaba la mano única de Don Juan. Entrenador del Año durante la entrega de los Premios Pellegrini de 1979, 1985 y 1987, cuidó también a Serxens (Brecher), Frau Altiva (Frari), Octante (Babor), Campesino (Careafolie), Fitzcarraldo (Cipayo), Choice Girl (Mat Boy), La Charlatana (Kasteel), Savage Toss (Egg Toss), Aldabon (Ronalco), Muñecote (Equalize), Sidelina (Egg Toss), Espaciado (Equalize), Alpino Fitz (Fitzcarraldo)…

Las frases de don Juan en diferentes entrevistas no dejan de asombrar por su lucidez y sinceridad, “El único responsable de los fracasos de un caballo y de sus triunfos es el entrenador, que necesita contar con el mejor equipo de trabajo. Y también debe tener autoridad para negarse a que le impongan cosas”, decía, firme. Luego agregaba: “No puedo permitir que me digan lo que tengo que hacer. Las condiciones las pongo yo y eso a mucha gente no le gusta”. Juan auténtico.

Hacía ya unos años que don Juan había dejado el entrenamiento de los caballos de carrera, su gran pasión, pero cuando la salud se lo permitía se daba una vuelta por San Isidro para “chusmear”; era su casa…

Padre de Alicia y también de Juan Carlos, este continuador de la tradición y continuo ganador en los máximos con sus caballos en la actualidad, esposo de Carmen, el Mago de Capitán Sarmiento dejó escritas varias de las páginas más célebres de la historia del turf argentina y su figura campechana será extrañada por todos aquellos quienes tuvieron el placer de poder conocerlo, de disfrutar de su calidad única en la preparación de un SPC.

Don Juan cuidó muchísimos grandes caballos, pero ninguno de ellos habría llegado a tanto sin su mano maestra e irrepetible…