Viejas en el mundo, en Argentina el sistema no puede esperar más para desembarcar en los hipódromos y así modernizar y reavivar el interés por el juego de las carreras de caballos

Podrá haber objeciones por parte de sectores que erróneamente se crean perjudicados, pero el tiempo de juego hípico on line en la Argentina llegó. Da la impresión de que es ahora o nunca para el turf conseguir esa herramienta fundamental, antigua en los países del primer mundo, y al que, por diferentes razones, ideologías o boicots criollos, todavía no hubo manera de acceder aquí.

La película hace ya algunas semanas que viene siendo proyectada, y suma cada vez más público “a sus salas”, pese a que los viejos contras siguen haciendo de las suyas para interponerse ante el progreso y negarle a las carreras de caballos un punto fundamental para entrar en una faceta de desarrollo moderna.

La Ley 13.253, la famosa “Ley del Turf”, lo establece claramente en su artículo 3 inciso 4: “Autorizar nuevas modalidades de juego relacionadas con las competencias hípicas oficiales, y la utilización de elementos técnicos convenientes para el perfeccionamiento y transparencia del juego”. La letra es terminante.

Y, a ver si nos entendemos: cuando se habla de juego online hípico es que los hipódromos puedan contar con una plataforma en internet donde agregar una “ventanilla” virtual que se vuelque completamente al totalizador y que cumpla con todas las leyes ya vigentes.

El colega y amigo Gustavo González aporta una frase que lo grafica todo a la perfección: “Cuando se inventó la TV se pensó que la radio moriría y cada vez hay más, 70 años después. Ni el VHS ni el streaming pudieron ganarle a las salas de cine, que mejoraron y se reinventaron para que no se perdiera una litúrgica única. La gente va a seguir yendo a los hipódromos por más avances tecnológicos que haya, porque tampoco esa liturgia va a perderse”… Igual de terminante.

Aquellos quienes todavía hacen su trabajo por debajo de la mesa para que los hipódromos no trabajen en pos de sumarse a lo que ya parece de “irremediable” aparición, deberán ver la otra cara de la moneda, que el juego online podrá ofrecer una nueva oportunidad a uno de los deportas más antiguos del mundo, proveerle nuevos clientes, proyectar mejores pools de juego y levantar el magro nivel de apuestas que se consiguen (o se conseguían, hasta el confinamiento) con los métodos vetustos y tradicionales.

Como la TV o el VHS, las agencias deberán reinventarse, ofrecer mejores servicios y aprovechar aquellas bondades que podrían llegar con la “vieja novedad”. Quizás, al final del camino, no todo haya sido tan malo y se den cuenta que de las ganancias también serán parte.

Diego H. Mitagstein