El tordillo tuvo una reprise perfecta y se llevó sin complicaciones el Clásico Chacabuco (G2), sobre el césped de Palermo

Habría que pensar en clonar el corazón de Miriñaque, el campeón; el caballo querido por todos que este viernes tuvo un regreso con gloria a nuestras pistas, quedándose con el Clásico Chacabuco (G2-2400 m), inicio del Campeonato Palermo de Oro Verde que organiza el Hipódromo Argentino de Palermo y que contó con apenas 4 participantes.

Incansable ante tanto viaje, inoxidable ante el paso del tiempo y capaz de desafiar cualquier circunstancia, como le pasó ahora compitiendo por primera vez en el césped porteño, el hijo de Hurricane Cat también se sacó de encima el lastre grande que significaba no haber podido ganar en casi 3 años, precisamente, desde que levantó la copa en el Gran Premio Nacional (G1) de 2019.

Pasaron 971 días, 138 semanas, 31 meses desde aquél Derby que lo coronó como el mejor de su generación (antes se había llevado la Polla), y también pasaron viajes para correr en Uruguay, Estados Unidos, Arabia Saudita y Emiratos Arabes, además de sus segundos de 2021 en el Pellegrini (G1), el Dardo Rocha (G1) y el 25 de Mayo (G1).

Pero Miriñaque lo puede todo, y puede con todo. En ese físico mediano esconde un motor fuera de borda, y un corazón distinto, propio de los diferentes. Había que ver cómo estaba en esta vuelta, y a todos les quedó claro que el cartelito dice “joya, nunca taxi”. Con Francisco Leandro otra vez como socio de tormentas, y a poco más de 3 meses de dejar una pálida imagen en la eterna Dubai Gold Cup (G2), lo suyo fue impecable, sencillo, casi que a reglamento, deshaciéndose de adversarios de calidad, nada sencillos de vencer, por cierto.

Si bien no corrió Gran Peten, las presencias de los G1 Special Dubai (E Dubai) y Winter Guest (City Banker) eran un par de piedras en su camino, que sorteó como si tal cosa. Desde temprano se ubicó segundo mientras Special Dubai marcaba el paso, lo empardó al pisar el derecho y bastó con que el jockey brasileño lo llamara a correr con un par de fustazos leves para que el favorito arrancara con potencia, dominara y sacara diferencias que en el disco serían de 4 cuerpos sobre el líder, que por la mínima ventaja dejó tercero a Mikonos Beach (Treasure Beach), con Winter Guest en una versión desconocida y cerrando la marcha a 2 largos más, todo tras 2m30s85/100 en cancha normal.

Ya de regreso, en forma y con sus energías intactas, Miriñaque parece listo para volver a trabajar para llegar a los primeros planos entre los fondistas en Argentina, con la virtud de poder correr en cualquier pista. Por delante tiene el Gran Premio General San Martín (G1), la Copa de Oro (G1), el Dardo Rocha (G1) y el Carlos Pellegrini (G1) como opciones centrales, y la mira puesta en Durazzo (Fortify), el gran dominador de la división por estos tiempos.

Con María Cristina Muñoz en la preparación, como siempre, Miriñaque tuvo la vuelta soñada en Palermo, demostró su vigencia y le mandó una “carta” a todos los fondistas de que el tiempo pasa pero, en su caso, lo fortalece.

Caballo bueno, que ha sabido brillar desde la recta hasta la milla y media, Miriñaque es de esos que salen de tanto en tanto, que son de hierro, nobles, clasudos, únicos. Con objetivos renovados, el tordillo está de regreso, se va llenando de aplausos y amenazando con más y más hazañas. En serio, como se dijo al comienzo de la nota, habrá que ir pensando en clonar su corazón descomunal…