El hijo de Hat Trick batió tras un vibrante mano a mano a Elmaestrodelarte en el Progreso (G3) de San Isidro

Le pone garra y corazón Hat Ninja cada vez que puede salir a la cancha. No es un caballo fácil, todo lo contrario; pero la clase supera cualquier obstáculo que la realidad plantée. Hacía unos meses que no corría, no tuvo el desarrollo más fácil y, para colmo, se encontró en la recta con el mejor Elmaestrodelarte (Art Master) de la historia. Pero allí estuvo el zaino, firme, corajudo, para llevarse la victoria en el Clásico Progreso (G3-2400 m, césped), la carrera más importante del Hipódromo de San Isidro y en la que se sintió con dolor la ausencia de Puerto Escondido (Hurricane Cat), el crack que todos soñaban con volver a ver en acción.

Por antecedentes Hat Ninja era el heredero natural de “la tira” y el caballo del Haras El Angel de Venecia respondió.  Todo fue tranquilo hasta la curva, con Eduardo Ortega Pavón preservándolo de los roces y la pelea mientras Conwy (Rider Stripes), como es un clásico, marcaba el camino. Ya en el derecho, cuando encontró camino por dentro, Hat Ninja intentó avanzar, pero no lo hizo suelto. Venía de pescuezo levantado, con el espacio justo. Claro, cuando el paraguayo dio la orden y apareció el lugar, el nieto de Bernstein se estiró como una goma para ir en busca de ese triunfo soñado.

Pero todavía faltaba un escollo, inesperado por cierto: Elmaestrodelarte. Como nunca antes en su campaña el crédito de Pergamino mantuvo el ritmo y de los 150 metros al disco protagonizó un mano a mano vibrante con Hat Ninja, que sólo se definió en el último salto, con el pescuezo de diferencia para el pupilo de José Orlando González; a 3 cuerpos, Italo Icon (Sixties Icon) era tercero, todo tras 2m28s24/100.

Si Hat Ninja logra mantener la salud, la Copa de Oro (G1) y el Carlos Pellegrini (G1) serán sus objetivos en lo que queda de la temporada, aunque en su campaña, ir paso por paso es casi una regla.

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