A 9 días de la Breeders’ Cup, los caballos sudamericano van terminando su preparación y afinando detalles

Por Diego H. Mitagstein

Bien temprano comienza el movimiento en Keeneland, allí donde se ultiman detalles para la gran fiesta que se vivirá entre el 4 y 5 de noviembre próximos con la 39na. edición de la maravillosa Breeders’ Cup, que por tercera vez llegará al óvalo de Lexington, la ciudad del caballo por excelencia en los Estados Unidos.

En los hoteles ya casi no hay capacidad y para encontrar un auto de alquiler hay que rezar. La tranquilidad habitual allí se va transformando poco a poco en movimiento grande pues, además de su aporte hípico de enorme calidad, si hay algo que la serie de carreras más importante del mundo genera son posibilidades económicas para sus sedes.

Mueve la vara la Breeders’, como ocurre en el verano con cualquier balneario de la costa bonaerense. Este año llegará como una especie de “extensión” del popular mitín de otoño, a lo que seguirán las ventas de noviembre, como para redondear 5 semanas de acción.

En esta edición la presencia sudamericana promete ser amplia, con 5 posibles participantes, ya casi una costumbre desde que la Breeders’ Cup desembarcó en nuestro continente acercando carreras del Challenge Series y diversos programas para disminuir los costos de inscripción, recursos en los que John Fulton trabaja como representante de la empresa.

Sobre los “nuestros”, las últimas horas dejaron algunos datos importantes y a tener en cuenta. Por ejemplo, la argentina Blue Stripe, que desembarcó en Keeneland el domingo último en el mismo vuelo en que llegó el crack Flightline (Tapit), salió bien temprano esta mañana a la cancha para cumplir su ensayo final hacia el Distaff (G1-1800 m, arena).

La hija de Equal Stripes que corre para el Stud-Haras Pozo de Luna, del empresario mexicano José Cerrillo, pasó 1000 metros en 1 minuto clavado, dejando más que conforme a Marcelo Polanco, su entrenador, manteniendo la forma que venía mostrando ya en Santa Anita Park, donde 9 días atrás había recorrido la misma distancia en 59s60/100.

Asimismo, Beto Figueiredo, manager del Stud RDI, confirmó la novedad sobre el cambio de jinete para el campeón Ivar, que por tercera temporada seguida será de la partida en el Breeders’ Cup Mile (G1-1600 m, césped). En reemplazo de Joe Talamo estará en las riendas del zaino el experimentado venezolano Javier Castellano. 

El hijo de Agnes Gold, que viene de quedar segundo en la Ricoh Woodbine Mile (G1) de Canadá y en el Coolmore Turf Mile Stakes (G1), en la misma grama de Keeneland en que competirá ahora, fue cuarto en el Mile de 2020 y tercero cuando la carrera se disputó hace 12 meses en Del Mar.

Ivar está a cargo de Paulo Lobo, que sigue trabajando con el también brasileño Nautilus (Drosselmeyer) de cara al Breeders’ Cup Turf (G1), prueba para la que clasificó vía el mencionado Challenge Series ganando el Grande Premio Brasil (G1), en el Hipódromo da Gávea, en Río de Janeiro. El crédito del Stud Valentín y Jarussi se movió de firme este martes en el The Thoroughbred Center, donde Lobo tiene su base, recorriendo 1200 metros en 1m15s clavados, dejando favorable impresión.

Sudamérica podría tener otras dos cartas con los chilenos Master Piece (Mastercraftsman) y Super Ocho (Dubai Sky), en el Turf y en el Sprint (G1-1200m, arena), respectivamente.