El preparador tuvo un año de ensueño con Roaring Lion, Enable, Cracksman, Stradivarius y Too Darn Hot, entre otros

Lejos están hoy para John Gosden sus tiempos como estudiante de Economía en la Universidad de Cambridge, las horas como asistente del célebre Vincen O’Brien o aquellos muchos meses delineando su figura como preparador en los Estados Unidos, primero como ayudante de Tommy Doyle y luego ya con su propia caballeriza, encontrando las primeras fotos y trofeos importantes con Bates Motel (Sir Ivor).

Todos esos mojones en su vida fueron las piedras fundamentales del presente fabuloso que atraviesa, que lo ha transformado, para muchos, en el mejor entrenador del mundo en este 2018 que aún no termina. “Decorado” con la fantástica noche que disfrutó recientemente en Londres, con 4 de sus caballos consagrándose entre los mejores de Europa al cabo de los Cartier Award, incluída la coronación de Roaring Lion (Kitten’s Joy) como el mejor de todos, el cuarto caballo en los últimos cinco años en lograrlo a su cargo, después de Kingman (Invincible Spirit, 2014), Golden Horn (Cape Cross, 2015) y Enable (Nathaniel,2017).

Casado con Rachel Hood, una abogada, y padre de 4 hijos (Sebastián, Serena, Theodora y Thaddeus), Gosden es un fanático de la música (con los Rolling Stones y Bob Dylan como “favoritos”), también disfruta del arte y la ópera y heredó su pasión de John Towser Gosden, su padre, que murió en 1967.

Su temporada ha sido maravillosa y que 4 de los 5 caballos que compitieron por el título de Caballo del Año es otro dato que habla a las claras de que, en lo suyo, fue claramente el número uno.

“Primero debo reconocer que he sido increíblemente afortunado en tenerlos en mi caballeriza. Con caballos de la clase de Kingman, Golden Horn, Enable o Roaring Lion, logran llegar a la cúspide de la pirámite porque tienen ese ‘regalo’, eso diferente”, cuenta en una entrevista de Racing Post Gosden, un profesional que es reconocido por la calidad de sus explicaciones y por la generosidad de nunca esconder nada a quienes quieran escucharlo y tratar de aprender de su experiencia.

“Roaring Lion es uno de los caballos más fuertes física y mentalmente que me ha tocado preparar. El año último, cuando era un 2 años, jugaba y se divertía como un chico, pero cada vez que estaba en los partidores no dejaba de mejorar. Cuando dejó de llover y las pistas se pusieron ligeras se transformó en una gran revelación, transformándose en un atleta supremo. Creo que también hubo mucha química con Oisin -Murphy, el jockey-. se entendían muy bien. Cuando uno más le pedía, te daba más y más, se volvía más determinado”, deja como balance del tordillo que ganó 4 G1 esta temporada en su camino hacia la gloria.

A la charla llega Enable, y sus elogios se mezclan con un cariño imposible de ocultar: “Es una yegua que siempre tuvo mucho orgullo, pero que lo porta con mucha serenidad. De 3 años todo se dio como en un sueño, pero luego apareció ese problema en la rodilla y debimos parar; creo que con la lesión ella estuvo más frustrada que nosotros. Le dimos todo el tiempo que necesitaba y su propietario y su manager fueron muy pacientes. Es como los jugadores de fútbol: volver al pico de rendimiento no es nada fácil, pero tenés que tener la determinación para conseguirlo; ella lo tuvo. En el Arco se cansó, y Frankie se dio cuenta, pero se sobrepuso con mucha calidad, y luego la tuve en la carrera donde la quería tener: en el Breeders’ Cup. Creo que en Churchill Downs fue muy rápida para mostrar que quería ganar esa carrera. Repito, hemos tenido mucha suerte en estar envueltos en el desarrollo de potrillos y potrancas de esta categoría para lograr lo que se logró.

Enable seguramente siga en su Clarehaven Stables en 2019, al igual que Too Darn Hot (Dubawi), el Campeón 2 Años Macho y su más grande proyecto de cara a lo que se viene, y que Stradivarius (Sea the Stars), el mejor fondista y otro de los que seguiría en trainng. Roaring Lion y Cracksman ya dejaron la caballeriza para ser padrillos, y en la despedida habrá habido mucho de agradecimiento. Mutuo, claro.