El jockey se lució en las riendas de la hija de Fortify, que tapó en el disco y por la cabeza a Gianella para quedarse con el Clásico Apertura (G2)

Tic tac; tic tac… Joy Revolucionaria es un relojito. Y, si cabía alguna duda, la borró de plano en el domingo de Palermo, alcanzando una vibrante victoria en el Clásico Apertura (G2-2200 m, césped), con una brillante conducción de Juan Cruz Villagra. 

Borrando de un plumazo su anodina gestión previa en el Clásico Los Criadores (G2) de La Plata, el único bajón de su campaña desde que dejó las huestes de La Biznaga para pasar a manos de sus actuales propietarios uruguayos, su atropellada volvió a ser letal, calculada por el jinete con el mismo estilo en que el ya casi totalmente retirado Pablo Falero la guió en cada una de sus victorias previas.

“Villagra se vistió de Falero” podría ser el título de la película, pero eso sería un acto de egoísmo para con un profesional talentoso y que con la hija de Fortify se lució. La escondió toda la carrera, evitó mostrarle la cancha hasta los 200 metros finales; y, cuando lo hizo, la zaina atendida por Miguel Cafere arrancó fuerte, desatando en la última cuadra la estocada que le permitió cortar el vuelo de Gianella prácticamente en la meta, luego de que esta dominara a la puntera French Beach (Treasure Beach). Hubo apenas una cabeza de diferencia entre ambas, con Fanciful (Heliostatic) quedando tercera a 1 1/2 largo más, todo tras 2m12s97/100. 

En Stormy Recap (Bernstein), y defensora del Stud La Celeste, Joy Revolucionaria mantuvo el invicto de su padre en materia de clásicos en lo que va del joven 2020, pues el viernes en San Isidro su hermano paterno Hosarsiph Joy (Fortify) se había quedado con el Gentlemen, en el kilómetro.

Panorama fantástico el que tiene por delante Joy Revolucionaria, totalmente consolidada como una de las referentes entre las yeguas fondistas en cualquier superficie. Si bien hubo antes del Apertura algunos sondeos para una posible venta, nada se concretó todavía y la cercanía del Campeonato Palermo de Oro alimenta la ilusión de conseguir status de G1. 

La serie comenzará en abril, con el Clásico Bullrich (G2), y seguramente antes tenga algún compromiso. Pero ya habrá que mirarla con ojos de candidata.