El hijo de Protonico, un nieto de la campeona chilena Wild Spirit, se quedó con la 147ma. edición de la carrera que inicia la Triple Corona en Churchill Downs, dándole el séptimo éxito a Bob Baffert

Ganar el Kentucky Derby (G1-2000 m, arena) lo es todo, y Bob Baffert se lo tomó muy en serio. En eso de poner a punto un potrillo para la carrera que abre la Triple Corona en los Estados Unidos el preparador es un genio, y lo ratificó este sábado, alcanzando su séptimo triunfo en la carrera por las rosas.

Esta vez no llegaba con un American Pharoah (Pioneerof the Nile) o un Justify (Scat Daddy) bajo el brazo; sus expectativas eran mucho más moderadas con Medina Spirit, el zaino que ganó y perdió durante el proceso selectivo en California, pero que en la 147ma. edición del Derby fue una pared infranqueable para sus rivales, liderando de principio a fin bajo la mano maestra de John Velazquez para erigirse en gran figura bajo las torres gemelas de Louisville, que, por suerte, pudieron contar con público en sus tribunas (51.838 personas, para ser precisos).

A un sport de US$ 26,20 por cada dos apostados -lo que da una medida de sus posibilidades-, el crédito del Zedan Racing Stables no se dejó superar nunca, superando por cabeza, 1 cuerpo y medio cuerpo a Mandaloun (Into Mischief), Hot Rod Charlie (Oxbow) y al favorito Essential Quality (Tapit), que durante toda la recta trabajaron para doblegarlo, sin resultados. Rock Your Candy, el hijo de Candy Ride que estaba entre los favoritos, fue sólo décimo séptimo, tras una partida problemática.

El de Medina Spirit fue un triunfo con reminiscencias sudamericanas, chilenas, más precisamente. Ocurre que Protonico (Giant’s Causeway), su padre, es nieto de la yegua chilena Wild Spirit (Hussonet), que fuera la mejor de su generación del otro lado de la Cordillera en 2002 para luego viajar al norte y ganar, por ejemplo, el Ruffian Handicap (G1), siempre reservada por Sumaya.

“Este pequeño caballo vino hasta aquí para confirmarnos que siempre pueda dar más. Claramente su corazón es más grande que su cuerpo. Cuando pisó la recta sentí algo bueno; me recuerda mucho a Silver Charm, no sabía cuando había costado, sólo sabía que no tenían que pasarlo”, contó Baffert, emocionado como tras cada uno de sus triunfos en el Derby.

La historia de Medina Spirit es más que repetida. Costó 1000 dólares como yearling y tuvo la calidad necesaria para terminar primero en la carrera que todos los propietarios en los Estados Unidos sueñan con ganar, demostrando una vez más que el dinero, como tantas veces, suele ser lo de menos. A veces el disco más preciado no puede comprarse ni por todo el oro del mundo. Otras, sólo puede salir US$ 1000.