El sprinter estadounidense se quedó de punta a punta con la Dubai Golden Shaheen (G1), pero se lesionó después de cruzar el disco y debió ser sacrificado; era preparado por el colombiano Carlos David

Por Diego H. Mitagstein

L+a gloria y la tragedia son parte del deporte; de cualquier deporte. Y muchas veces pueden paradójicamente convivir. La felicidad ante la potente actuación que le permitió al estadounidense Zenden ganar de punta a punta la Dubai Golden Shaheen (G1-1200 m, arena, US$ 1.500.000 de bolsa), se transformó en apenas un puñado de segundos en angustia y tristeza, con el alazán fracturándose el sesamoide de su mano izquierda poco después de cruzar el disco, literalmente, dejando su vida en la cancha.

No hubo más sonrisas ni más abrazos, sólo silencio y lágrimas ante la inevitable suerte que corrió el hijo de Fed Biz, sacrificado casi de inmediato por los veterinarios ante la gravedad evidente de la lesión, con el único dato de que Antonio Fresu, su jockey, no sufrió lesiones en la caída y pudo seguir compitiendo en la jornada, aunque para él el día traería más decepciones, por ejemplo, cuando Military Law (Dubawi), el caballo al que conduciría en la Dubai World Cup (G1) fue retirado de los partidores por dispararse.

Como en el fútbol ante una lesión grave; como en el automovilismo con un choque de esos escalofriantes; o como en el boxeo, cuando una piña termina mal, el turf convive también con momentos como estos, ahora, haciéndole a la par a la victoria, aunque sea amarga.

Zenden, previo vencedor en el Pelican Stakes (L) de Tampa Bay Downs, había construído una labor impresionante, largando desde el 14 y asumiendo la delantera casi de inmediato, sacando ventajas y escarbando tan fuerte en la recta final como para no dejarse alcanzar por ningún rival, cruzando la meta con 3 1/2 cuerpos sobre el japonés Red Le Zele (Lord Kanaloa), de notable performance, en 1m9s1/100. Canvassed (Shamardal) fue tercero a otros 2 3/4 cuerpos, con los más considerados quedando atrás, sin trascender.

Zenden le concedió, aún con el triste final que se terminó dando, el primer suceso grande en Dubai al preparador colombiano Carlos David (37), que por varios años fue asistente de Jason Servis antes de abrir su propia caballeriza.

No hubo fotos post carrera, no hubo sonrisas, no hubo entrega de premios. Sólo ojos húmedos, gestos de incredulidad y una sensación inigualablemente fea. Zenden lo dejó todo para ganar, lo consiguió y luego llegó la peor noticia de todas con su lesión y su posterior muerte.

La gloria y la tragedia son parte del deporte, y rara vez, como ocurrió este sábado en Meydan, caminan de la mano.