A los 6 años, hilvanó su cuarto éxito consecutivo y se tomó revancha del noveno puesto en esta prueba de 2018

A los seis años, y dos años después de intentar ganarlo por primera vez, La Reliquia dio la nota y logró el objetivo de quedarse con el Gran Premio Estrellas Sprint (G1-1000 m, arena), repitiendo la hazaña de Qué Vida Buena (Bernstein), su padre, que se alzaba con la versión 2010 cuando recién había sido comprado por el Haras Don Florentino, los colores que ahora lució la pupila de César Peralta.

Vencedora en sus tres gestiones anteriores, la zaina escarbó de lo lindo de los 300 metros al disco para encabezar la exacta de yeguas ante los machos, pues la meta marcó 1 1/2 cuerpo de ventaja en su favor sobre Humorada Negra (Emperor Richard), número uno de la velocidad platense y que estuvo cerca de extender sus dominios.

A $ 28,60 y conducida por Brian Enrique, hizo delirar a la familia Grimaldi en La Francia, en Córdoba, donde presta servicio Qué Vida Buena. Art Show (Endorsement) atropelló como siempre, pero esta vez para ser tercero, con el favorito Sansón Greeley (Horse Greeley) rematando apenas séptimo, aunque no lejos, y delante de una Sweetest Dream sin fuerza.

El triunfo de La Reliquia trajo el recuerdo de un amigo de muchos, Rodolfo Lamperti, el querido Gordo que fue el agente que trabajó para los Grimaldi en concretar la compra de Qué Vida Buena y también de Royale Action (Anabaa), la yegua francesa que tiene ahora en La Reliquia a su cría más destacada.