En el Handicap Make Tracks (1200 m, arena) al Cima de triomphe le sobran rivales duros: Cheburek,  Crossonly, Regalo del Cielo, Tapindy, Enaltecido…

A cargo de este jueves 6 de mayo, en San Isidro se ofrecerán 13 carreras en la arena de 12,30 a 18,35, con el Handicap Make Tracks (1200 m) como duelo central para ligeros veteranos. La elección que debe hacerse como candidato principal es la de Endler (Cima de Triomphe), el siempre rendidor defensor de El Chuchy que entrena Mariano Romero, a despecho del peso máximo de 60 kilos, pero así como “hay que darlo”, también es obligatorio señalar que sobran lances potables y el de Ortega no podrá descuidarse un segundo si quiere llegar al octavo festejo de su campaña.

El detalle que le viene de perlas al pingo de Romero, es esa suelta entre los de afuera, ideal para no caer en el seguro vértigo que habrá adelante y poder venir vigilando el panorama, para atacar como seguramente lo hará de los 300 a la raya. Claro, hasta ahí vamos bárbaro con la “teoría”, pero no será nada fácil seguirles el paso a ligeros como Regalo del Cielo (Roman Ruler), Cheburek (Sidney’s Candy), el potente Crossonly (Star Runner) o el sureño Tapindy (AP Candy), ávidos por levantar vuelo temprano apenas encuentren el clima propicio para su eterno cometido: el de unir extremos de un tirón. 

Y además de vigilar que ninguno de esos punteros inveterados cobre vuelo, Endler y Ortega deberán además estar atentos a no verse sorprendidos por las atropelladas de rivales como Enaltecido (Greenspring), en gran nivel a los 7 años como que viene de apilar dos triunfos en las últimas tres salidas; Starry Mix (Dynamix) o ese Cancherismo Richard (Emperor Richard), que vuelve con colores entrerrianos y este año supo caminar a un zaino corredor como The Benjamin (Roman Ruler) con cifras de espanto… Entonces, por la salud de sus bolsillos los muchachos fierreros rogarán que en los 300 los colores banquirojos de El Chuchy aparezcan ligero por mitad de cancha, Ortega I mediante, y si les toca perder, sacudirán la cabeza y escucharán al que festeje, cargándolos con aquello de “no tenés que jugar favoritos”. Ni más ni menos que el folclore que hace maravillosas a las carreras de caballos.