La hija de Valid Stripes sorteó casi 4 meses de inactividad venciendo al galopito y por 9 cuerpos en los 2200 metros de Palermo; la Copa de Plata podría ser su próximo objetivo

Fue una carrera sin equivalencias el Clásico Ramón Biaus (G2-2200 m, arena), del viernes en el Hipódromo Argentino de Palermo, donde La Validada sorteó 4 meses de ausencia con una victoria terminante, que dejó en claro la diferencia que existe entre su categoría y las únicas 5 rivales que le salieron al cruce.

La heroína que tuvo el 1 de mayo último el Gran Premio Criadores (G1) hizo lo que quiso, dominando prácticamente de punta a punta y distanciándose en el derecho de galope largo, llegando a la meta con 9 cuerpos de ventaja sobre la potranca Nueva Fragancia (Hurricane Cat), que sobre el cierre dejó tercera por 2 largos a Speedboast (Winning Prize), la única que se atrevió, aunque más no sea, a tratar de acompañar a la vencedora.

Después de buenos 2m16s13/100, la hija de Valid Stripes y La Subordinada (Thunder Gulch) que crió Eduardo Aflredo Solveyra en el Haras Don Yayo sorteó la reprise sin problemas y confirmó que en la larga porteña es una de las grandes referentes de la temporada.

Atendida por Roberto Pellegatta y Juan Saldivia, y con Gustavo Calvente cumpliendo a la perfección su trabajo desde las riendas, quizás ahora parezca imposible de pasar por alto un nuevo intento sobre el césped para el Gran Premio Copa de Plata (G1), aunque en sus dos únicas salidas hasta el momento sobre esa pista no terminó de conformar, con un cuarto en el Clásico Los Haras (G2) y un quinto en el Paseana (G2).

También titular del Inés Victorica Roca, la defensora de la caballeriza Buenos Muchachos siempre mostró talento, incluso arrimando en la Polla de Potrancas (G1) y en el Selección (G1), carreras en las que dio positivo y fue distanciada.

Para el final cabe la reflexión sobre las anotaciones de ejemplares que no tienen la calidad necesaria como para ser parte de los clásicos, buscando algún arrime que llegue de milagro o llevarse un buen premio con esto de que ahora hasta el octavo tiene recompensa. Muchos se dan el gusto, hacen un papelón y la única moraleja es que cada vez costará más mantener la categoría de los clásicos cuando llegue el momento de las revisiones internacionales. Luego llegan las quejas y eso de que “el mundo está contra nosotros…”.