El hijo de Le Blues se recuperó después de sus derrotas ante Luthier Blues y Girona Fever, rindiendo al máximo de su potencial y ganando el Clásico Pringles (G3) en el tercer tiempo más rápido de la historia

Labrado volvió a ser el Labrado de su formidable aparición y quebró la mala racha, retomando la senda triunfal en el Clásico Coronel Pringles (G3-1000 m, arena), la prueba que cerró el excelente doblete jerárquico en la velocidad que incluyó la muy atractiva jornada que se desarrolló en el Hipódromo Argentino de Palermo.

El actual campeón de la división había perdido con Luthier Blues (Le Blues) en el Clásico Irlanda (G3) y con la yegua uruguaya Girona Fever (Texas Fever) en el Gran Premio Ciudad de Buenos Aires (G1), pero dejando la sensación de no estar en el mismo y espectacular nivel de 2022, en un concepto que bajo ningún punto de vista busca sacarle méritos a sus estupendos vencedores.

Pero esta vez, más allá de victorias o derrotas, lo que causó gratísima impresión fueron las ganas, el ímpetu, la potencia que esta vez adornaron la gestión de Labrado, que escarbó firme desde el salto y hasta la raya para marcar amplias diferencias ante los 4 rivales que le salieron al cruce.

Siempre al frente, cuando en el momento de la definición el favorito cambió de mano, Wilson Moreyra, su jockey, debió agarrarse más fuerte de las riendas, porque el zaino salió disparado como por una catapulta, acelerando más… Y eso que ya venía corriendo muy rápido.

El disco lo encontró con 5 cuerpos de ventaja sobre Señor Artista (Señor Candy), que por la cabeza postergó a Litoral Blues (Le Blues) a la tercera posición. Comopudosucederme (Compasivo Cat) continuó desinflándose y ahora terminó cuarto a 5 3/4 largos del vencedor, con Humor Sabatino (Sabayón) cerrando la marcha a otros 5.

Aquella impresión general que quedó encontró reflejo en el reloj, pues el tiempo establecido por Labrado fue de 53s17/100, el tercero más rápido de todos los tiempos sobre la arena de Palermo, sólo por detrás de los 53s6/100 que supieron marcar en su momento Rufus (Handsome Halo) y Tristeza Cat (Easing Along), respectivamente, los poseedores del récord.

Del Stud Don Ariel y al cuidado de Angel Natividad Bonetto, Labrado no ganaba desde noviembre último, cuando bajo las mismas condiciones que ahora se llevó -aunque sin brillar- el Gran Premio Maipú (G1), quedando fuera del Gran Premio Félix de Alzaga Unzué (G1) sanisidrense por dispararse de los partidores.

Ahora con récord de 6 triunfos en 8 salidas, y ya con sus ganancias en el orden de los 15.561.500 pesos, Labrado quedó en perfecta forma para volver a los G1 y a San Isidro, pues su próximo objetivo será el Gran Premio Estrellas Sprint (G1), dentro de 3 semanas, en la misma cancha donde se impuso ya en el Gran Premio Suipacha (G1).

Allí las exigencias no serán mucho mayores a las que tuvo en el Pringles y, si rinde en este nivel, doblegarlo volverá a ser muy difícil, como para empezar a trabajar “mentalmente” una posible revancha con la mencionada Girona Fever, que podría volver a cruzar el charco desde Maroñas para animar en noviembre el Gran Premio Maipú.

El campeón tenía la obligación de ganar una carrera que en los papeles era de las más sencillas que le tocó enfrentear. Y respondió a lo bueno, siendo protagonista único y excluyente y mostrando la capacidad de levantarse tras esas dos derrota que lesionaron su tabulada, pero en nada su poderío. Labrado volvió a ser el Labrado de su aparición magnífica, y esa fue la gran noticia del día.