El pupilo de Nahuel Orlandi (h.) se impuso por el hocico sobre Sólo Candombe en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (L), en Palermo

LA PLATA.- Nahuel Orlandi (h.) es de esos entrenadores seguros, que difícilmente anoten un caballo cuando no tiene oportunidades; menos todavía si aparece uno de sus créditos en un clásico. El hombre platense llegó este sábado a Palermo con Laycan Blues y la ilusión de llevarse el Clásico Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (L-1800 m, arena), y el zaino respondió con una victoria guapa y promisoria, reprisando.

Hacía más de 5 meses que no corría el hijo de Le Blues, desde que había escoltado a Wonderful Key (Key Deputy) en el Clásico Antonio Cané (G3) del Bosque, pero ese no fue problema para mostrar sus condiciones, hacerse ganador jerárquico y proyectarse como un fondista con esperanzas de llegar lejos.

Ultimo durante la mayor parte del recorrido mientras los otros 4 participantes se movían adelante de los palos hacia afuera y en línea, no entusiasmó hasta la recta Laycan Blues, cuando Walter Aguirre lo buscó por la mitad de la cancha. Una vez en esa posición, se puso a la par de Solo Candombe (Winning Prize) y los dos comenzaron una lucha que en los 100 se volcó para el lado del ganador, aunque arriba su rival volvió y el casi cuerpo que le había sacado se redujo drásticamente hasta el hocico; a 3 cuerpos, Sidney Lima (Sidney’s Candy) completó la trifecta tras 1m48s43/100.

Criado por el Haras El Paraíso y defensor de la caballeriza Occidente, Laycan Blues sorteó la inactividad, el desconocimiento de la pista y su escasa experiencia para terminar adelante y darle la razón a su cuidador de haber pensado en buscar horizontes más exigentes.