Como ocurrió con Venezuela de la mano de Canonero o con Uruguay con el crack Invasor, la hípica azteca tocó el cielo con las manos tras la victoria de la yegua en el Apple Blossom Handicap (G1)

Como Venezuela con Canonero (Pretendre) o Uruguay con Invasor (Candy Stripes), Letruska llevó al turf mexicano al máximo momento de su historia, ganándole una batalla épica a la notable campeona Monomoy Girl (Tapizar) en el Apple Blossom Handicap (G1-1700 m, arena normal, US$ 1.000.000 de bolsa), el sábado en Oaklawn Park, una carrera de la que habló el mundo entero.

Si bien nació en los Estados Unidos, la hija de Super Saver (padrillo que sirvió por dos temporadas en el Haras Firmamento de Argentina) es tan mexicana como el tequila. Allí inició esa campaña formidable para el mismo St. George Stable LLC que ahora encontró premio máximo. La insistencia por ganar carreras grandes en el norte, con Fausto Gutiérrez como director de orquesta desde el entrenamiento de sus ejemplares, se ve coronada. Finalmente.

Letruska es una mejor yegua con respecto a aquella que fue invicta en el Hipódromo de las Américas, y después de recorrer un largo camino en las tierras del Tío Sam, por fin consiguió esa victoria superior que vino a buscar. Ya en 2020 había dado muestras de atravesar su mejor momento, ganando el Shuvee Stakes (G3) en Saratoga o el Rampart Stakes (G3) en Gulfstream Park. Pero esta temporada estuvo mejor aún, abriéndola con un lauro en el Houston Ladies Classic Stakes (G3) y siendo segunda en el Azeri Stakes (G2), a la cabeza de Shedaresthedevil (Daredevil), última titular del Kentucky Oaks (G1). 

No parecía nada fácil el Apple Blossom, no sólo por la presencia de Monomoy Girl, sino porque también estaría en los partidores Swiss Skydiver (Daredevil), la mejor potranca del calendario anterior. Pero Letruska tenía escondido un libreto que ejecutó Irad Ortíz Jr. en sus riendas a las mil maravillas.

Adelante desde el salto, la zaina marcó los parciales de la competencia, con una acción llamativamente cómoda. No por nada Florent Geroux nunca dejó de marcarla de cerca con Monomoy Girl, abierta, en una buena posición para atacar en la recta. También ahí nomás estaba Swiss Skydiver, con Robby Albarado esperando por junto a los palos.

Dejando la curva Monomoy Girl intentó dar el zarpazo, acelerando como siempre. Dominó a Letruska y parecía todo sentenciado; sin embargo, como tantas veces, una carrera de caballos cambió de manos cuando parecía que no sería así. Irad Ortíz se hamacó con todas sus ganas, Letruska volvió y en el mismo disco le sacó el hocico a la gran favorita, haciendo vibrar hasta el mítico Estadio Azteca.

“Mis instrucciones fueron claras: nosotros somos la velocidad de la carrera. Había largado algo lento en sus carreras anteriores, y le dije a Irad que no importara lo que pasara moviera, tratara de ir a la punta para marcar el ritmo y hacer que los otros pensaran que tenían que hacer.. Cuando Monomoy Girl dominó y Swiss Skydiver se empezó a quedar pensé que el segundo lugar era muy bueno, pero volvió y tuve que volver a mirar el replay para convencerme que había ganado. Fue una victoria increíble para mí, que vengo de un pequeño hipódromo en la Ciudad de México.

Adquirida en el vientre de su madre por el St. George Stable -costó US$ 100.000-, Letruska tocó el cielo con las manos, batió a una yegua formidable como Monomoy Girl y le hizo vivir a la hípica mexicana el momento más grande de su historia. Como le pasó a los venezolanos con Canonero, y a los uruguayos con Invasor, ahora son los mexicanos los que se dieron un gusto fantástico con un caballo de carreras que se transformó en su bandera. Un premio más que justo para un equipo que tomó riesgos. ¡A festejar!