En otra demostración fantástica, el mejor caballo de la Argentina se impuso cómodamente en el Clásico Coronel Pringles (G3) de Palermo, llegó a 8 victorias seguidas y lleva 11 meses invicto

Luthier Blues es uno de esos caballos que agotan los elogios; para el que todos quedan cortos; hacen el ridículo. Es una máquina de ganar el zaino, pero lo que más impresiona es que hace tiempo que lo hace sin hacer esfuerzo. No importa que rivales le salgan al cruce: cuando por los 400 Brian Enrique dice “vamos”, responde separándose como si corriera solo.

Campeón Velocista reinante, el mejor de la división desde hace un año y, para muchos, el número uno peso por peso de la argentina, el orgullo azuleño volvió a dejar su estela de clase en la arena del Hipódromo Argentino de Palermo, ahora para llevarse este domingo la copa del Clásico Coronel Pringles (G3-1000 m) y superar los 11 meses invicto, con 8 triunfos consecutivos y un rating actual de 117 que quizás pueda subir un poquito más, tanto como para quedar al tope sudamericano en esa clasificación.

Luthier Blues no corre, vuela. Ya les gana con la chapa, les tira la camiseta y listo, a otra cosa. Hay que esperar hasta los 400 y de allí en adelante batir las palmas para saludar su final, siempre pleno de potencia y superioridad, como volvió a ocurrir ahora, estableciendo 4 cuerpos de ventaja sobre el atropellador Lorenzo Rye (Catcher In the Rye), una “víctima” conocida para el favorito y que tuvo la “desgracia” de cruzarse con el crack, sino, ya hubiera gritado varias veces más en este plano.

A medio cuerpo, Agiosto (Angiolo) completó la trifecta, 2 largos delante de Elcisa (Angiolo) y con Storm Dynamico (Dynamix) volando más bajo de lo previsto al llegar quinto a 6 3/4 cuerpos del ganador. King Prize (Zensational), sintió el salto de las condicionales y cerró la marcha.

Al observar el video del Pringles, queda clarísimo que Luthier Blues no aceleró nunca al máximo, pese a lo cual le sacó astillas otra vez al récord del kilómetro porteño, pues detuvo el reloj en impactantes 53s67/100. ¿Qué más se le puede pedir?

Ahora tiene por delante un objetivo inmenso con el Sprint (G1) de las Carreras de las Estrellas, el clásico donde en 2021 perdió por última vez, ante Queen Liz (Lizard Island), por lo que es un éxito preciado, querido, esperado. Muchos dicen que será su última presentación en los 1000 metros, para ir a buscar otros horizontes en distancias mayores. La pregunta es: ¿vale la pena?

Desde hace semanas en las redes se agita esa posibilidad, con sus muchos fanáticos buscando en él un nuevo Strategos (Zensational), capaz de ser crack en la corta, la media y la larga distancia, aunque el tordillo vino desde arriba al kilómetro por problemas de salud para después volver a subir, en una diferencia sustancial.

El público siempre quiere más, y contagia, pero ¿es poca cosa tener a uno de los mejores velocistas de los últimos tiempos? Es más, ¿es poca cosa soñar con convertir a Luthier Blues en el velocista más grande de todos los tiempos? Claramente esa no es una utopía, habrá que entrar en comparaciones de época, es cierto, pero es muy entretenido…

El turf argentino es 1000, 1600 o 2000, y de 1000 a 1600 es salto es gigante, demanda tendida y quitar velocidad. Se suelta otra pregunta: ¿no es arriesgar mucho para, quizás, no volver a tenerlo? Por supuesto los propietarios y profesionales que rodean al crack decidirán al respecto y tendrán todo su derecho. 

Pero es cierto que a veces el común de la gente no se conforma con tener un crack en cierto ámbito. Y Luthier Blues es un crack con todas las letras entre los sprinters. El crack del momento aqui.