El mejor caballo peso por peso del país busca el double-event en el Clásico Paraguay (G3) de Palermo ante el invicto de Angel Bonetto

No se corren ni la Polla ni el Nacional pero, seguro, las centenarias tribunas del Hipódromo Argentino de Palermo volverán a lucir repletas, ávidas de burreros (y no tanto también) con ganas gigantes de ver en acción al caballo más convocante de estos tiempos en el país.

Corre Luthier Blues, y son palabras mayores. El velocista estupendo, la máquina de correr, el rompe relojes, volverá a estar en la gatera en el fondo de la recta para buscar su undécima victoria consecutiva, hacer más sólido en la división de sprinters y tratando de agigantar su fama. Será en el kilómetro del Clásico Paraguay (G3), una carrera que ya ganó en 2021 y donde se topará con uno de los rivales más difíciles que podría cruzarse: el potrillo Labrado.

Los dos hijos de Le Blues, con modalidades similares de moverse, coparon la previa con su duelo, aunque muchos no haya entendido que el “versus” planteado por medios y el propio hipódromo no hay sido una “falta de respeto”, como se lo calificó, sino una fórmula de venta para que el público se acerque hasta Avenida del Libertador y Dorrego.

Un argumento común fue que no eran los únicos participantes, claro que sí son los más convocantes. ¿O acaso en Europa cuando corren Baaeed (Sea the Stars) o Stradivarius (Sea the Stars), capaces de llenar pistas, alguien se enoja cuando se los destaca claramente?  ¿O en los Estados Unidos alzan la voz cuando Life Is Good (Into Mischief) sale anotado? Simplemente se trata de abrir la cabeza, de entender que no hay “faltas de respeto”, sino la búsqueda de que el deporte no desaparezca, pero…

Luthier Blues es un caballo; Labrado también. Pueden perder, de eso se trata la competencia, pero claramente sobresalen en un lote pequeño y donde los demás participantes deberán hacer un esfuerzo descomunal para estar adelante.

Por supuesto, el crack es el candidato, indiscutiblemente. Su campaña es un poema, y la forma en que venció en cada una de esas decena de discos fue concluyente, bajando en reiteradas oportunidades los 54 segundos y, casi siempre, floreándose.

Pero el potrillo parece que corre. Está invicto en 2, ganando en su debut ajustado, pero luego llevándose por 11 cuerpos sobre Take That (Qué Vida Buena) y al galope el Clásico Estrellas Junior Sprint (G3). Luthier Blues le dará nada menos que 6 kilos, bajo una escala de 60 a 54, una diferencia enorme cuando se trata, en ambos casos de caballos buenos.

El desarrollo da la impresión de que tendrá a Labrado tratando de marcar el ritmo aprovechando su pique y los kilos, con Luthier Blues sin darle demasiada ventaja, respetándolo y marcándolo a presión para tratar de no tener sorpresas.

Lejos en la impresión como sorpresa aparece Lorenzo Rye (Catcher In the Rye), al que Luthier Blues no dejó acercar en las muchas veces en que se enfrentaron, pero cuya atropellada le permitió destacarse casi que continuamente, más allá de que en su más fresca salida haya rendido algo menos de lo previsto en el Clásico Diamond Jubilee, ante el seguro favorito. Ya mucho más lejos en la impresión quedan el irregular Santos Davos (Sebi Halo), Enter Candy (Señor Candy) y Qué Pingazo (Sidney’s Candy), todos con antecedentes que están muy lejos de los que portan los anteriores, aunque como carreras son carreras.

Se espera mucho público para esta tarde en Palermo, con el campeón Luthier Blues y el invicto Labrado copando la cartelera. Será, entonces, cuestión de encontrar un buen lugar desde donde disfrutarla…