El hijo de Le Blues se impuso de punta a punta y en un tiempazo en el Clásico Jerry Honor, y cortó una serie de 3 derrotas consecutivas

Por Diego H. Mitagstein

Se terminó. La racha negativa para Luthier Blues llegó a su fin este lunes en Palermo, con el crack de la velocidad volviendo a las fotos en el Clásico Jerry Honor (1000 m, arena normal), la prueba más fuerte de la interesante reunión que propuso el Hipódromo Argentino de Palermo, y el público fue feliz.

Respetado, admirado, habían sido 3 derrotas al hilo para el grandote preparado por Gonzalo Sarno en Azul y que disfruta la familia Roldán con toda la gente del Stud Kirby’s, demasiado para un caballo de su nivel, para un campeón con todas las letras; mucho más sentido aún cuando venía de un año sin ser derrotado. Y más “epica” tuvo todo con Brian Enrique montando otra vez al zaino criado en el Haras El Paraíso, porque siempre se vuelve al primer amor…

Pero cuando algunos daban con que sería muy difícil volviera; cuando los rumos sobre su salud y sus problemas circulaban, el hijo de Le Blues dijo presente, se calzó el overol y trabajó de firme y con categoría para hacerle frente a una carrera que en su entorno era un G1 y a un adversario inesperadamente bravo como Racing Craf (Mastercraftsman), que hasta hace un par de semanas era un olvidado perdedor de 6 años.

Luthier Blues ganó de punta a punta, a lo bueno. Salió rápido y cuando por los 400 metros las papas empezaron a quemar, puso sexta y liquidó cualquier ilusión ajena con su solvencia habitual, volviendo a bajar los 54 segundos para detener el reloj tras impresionantes 53s54/100.

A propósito de tiempos, lo del hijo de Le Blues no debe tener ningún parangón en la historia del turf argentino, habiendo ganado ya en 6 ocasiones por debajo de los 54s. Cuando en 2021 arrancó su serie de triunfos llevándose el Clásico Diamond Jubilee marcó 53s45/100, cuando conquistó el Irlanda empleó 53s88/100; de 53s98/100 fue su marca en el Ciudad de Buenos Aires (G1), y 53s67/100 echó al ganar el Coronel Pringles (G3). Finalmente, en ocasión de su replay en el Diamond Jubilee otra vez consiguió “ligerear” a las agujas, con 53s75/100. Estarán quienes duden del cronómetro porteño, pero en los libros esos datos son los que aparecen. Formidable, único.

Luthier Blues dio un paso muy importante en su camino de regreso a la élite de la velocidad, y seguramente las piedras empezarán a aparecer pronto, con un Labrado (Le Blues) que querrá volver a vencerlo, como ya lo hizo en el Clásico Paraguay (G3) y en el Gran Premio Suipacha (G1), pero si el campeón consigue estar otra vez en su mejor forma, puede ser otro cantar.

El Gran Premio Ciudad de Buenos Aires, del 1 de mayo, sería el objetivo lógico para lo que viene, aunque seguramente compita 1 ó 2 veces antes de esa prueba en la que defenderá el título. Su salud será determinante al respecto.

Volviendo a Racing Craf, habrá que decir que su segundo lugar a 1 1/2 cuerpo del enorme favorito fue sensacional, porque venía de una categoría bajísima y porque lo exigió hasta bien cerca del disco, sus impresionantes 563 kilos empujando y empujando, y dándole razones a su gente para soñar con triunfos lindos si todo acompaña. 

Lejos, a 6 cuerpos Lindo Lío (Violence) corrió bastante bien, con Tan Brujo (Storm Embrujado) en cuarto a medio largo y León Americano (Zensational) y Taitao (Violence) cerrando la marcha lejos, con el dato de que a última hora fue borrado Humor Sabatino (Sabayón).

Volvió Luthier Blues, y el turf argentino terminó el lunes con una sonrisa. Siempre es lindo ver ganar a los campeones, y mucho más al caballo más convocante de los últimos tiempos aquí.