El trainer consiguió que el zaino de El Tole vuelva a las fotos, dominando de punta a punta el Handicap Potrillón (2400 m, arena)

Con el pobre Luminoso Dubai (E Dubai) agotado por los esfuerzos recientes, la cuerda del Handicap Potrillón este jueves en San Isidro fue a gusto del fogoso Mani Boy (Asiatic Boy). Iván Monasterolo se encargó con su eficacia habitual de que el zaino galopara a voluntad, y el resto lo hizo el soberbio estado que Gustavo Scarpello consiguió devolverle al pingo puntano, inalcanzable durante toda la vuelta de la pista de arena del norte… Fue un premio más que merecido para el trainer, pero sobre todo para la gente del stud El Tole (La Punta), que tuvo que esperar desde diciembre de 2019 hasta julio de este 2021 pandémico para disfrutar de esta foto de su Mani Boy querido, reeditando aquel nivel que lo llevó a conseguir dos victorias en San Luis, y al desfile por varios cuerpos en el Provincias Unidas (1800 m), tarde de gloria que un año y medio atrás liquidó por varios cuerpos en 1m47s y monedas…

Este jueves los astros se alinearon para el pingo de Scarpello, porque al retiro anticipado de Presumido Boy (Interaction), que justamente había vencido al Asiatic Boy en las 25 cuadras de Palermo, se sumó a última hora la deserción del ascendente Dreaman (Galicado), otro de los puntos altos que tenía ese Handicap Potrillon, y lo que terminó de darle la manito final al vanguardista puntano fue la seguidilla de presentaciones del favorito Luminoso Dubai (E Dubai), elegido en forma abrumadora en las ventanillas virtuales, pero una sombra a la hora de la arena, al punto que ya en el opuesto, con más de un kilómetro por delante, se notaba que ya no podía con su alma. Corrió 3 veces en 2400 metros en poco más de un mes el caballo de colores riocuartenses, bárbaro el similar Handicap Jorge Iglesias, perdiendo en el último en 2m28s y fracción, luego a las dos semanas pareció mal anotado en un Clásico Cócles (2400 m, césped) en el que cruzó al tranco, y este jueves, claramente no repuesto de aquel esfuerzo, se notó desde temprano que la carrera le costaba, siguió un pedazo como pudo al de Scarpello, y ya en los 1000 pedía el box a gritos…

Con ese panorama, y Mani Boy destilando brazadas de cabeza alta adelante, Rodrigo Blanco trató de ver “que podía hacerse” con Dargreen (Greenspring), mientras desde el fondo Martín Valle debía mover antes de tiempo a la liviana Nimia Rye (Catcher In The Rye), frente a la obviedad que ya no habría “desarrollo” posible y todo se remitía a la caza del puntero…

Mani Boy no ofreció puntos débiles, llegó a la recta con el aval que le daban esos laxos parciales del 1m17s largos y la milla por encima de 1m41s, de manera que cuando encaró la recta final, en los controles que manejaba Ivancito Monasterolo todas las “luces testigo” estaban en verde, y así el paseo hasta el disco para el piloto cordobés fue distendido, con el Asiatic Boy rematando con el mismo vigor que había mostrado en la primera pasada frente al disco.

Nimia Rye mostró su nobleza habitual, a favor de las ventajas que volvió a recibir en el plomo alcanzó a abreviar la ventaja final a un par de cuerpos, mientras el reloj se detenía en 2m29s42/100, pero en la impresión del Handicap Potrillón, la yegua de Calchalquí nunca tuvo chances más que del placé, porque Mani Boy fue amplio dominador durante toda la vuelta. Mérito como decíamos del trabajo de Scarpello, devolviéndolo a su mejor versión, cuarta foto en 18 salidas para el nieto de Manipulator criado en Abolengo y que recién entrando en 5 años puede encontrar un nicho muy interesante en estos largometrajes. Dargreen terminó tercero lejos, y hasta el outsider Seaxan se dio el gusto de dejar último al favorito Luminoso Dubai, al que no ojalá no veamos por acá antes de, mínimo, un par de meses…

Párrafo final para los 235 mil pesos que recibirá el ganador de ese Handicap Potrillon, un número que refleja la habitual discriminación que sufren los caballos mayores en las escalas de los máximos. Hemos repetido hasta el cansancio que tener un ganador de varias de 5 o 6 años resulta en muchas ocasiones más un “castigo” a haberlo mantenido en training varios años que una alegría, ante la insólita ecuación de que, si es por tesorería, conviene más cruzar con un 4 años perdedor…